La juventud eterna de Madonna a los 66 años: la verdadera historia de su obsesión física
La 'lucha' de la cantante por la eterna juventud la ha llevado a desafiar las leyes del tiempo
Su secreto es: ejercicio riguroso, dietas que parecen salidas de otro mundo y retoques de belleza
La fórmula mágica de la juventud, ese elixir que todos queremos, pero pocos obtienen, parece que encontró a su musa en Madonna. Porque, vamos a ser sinceros, ¿quién diría que esta diva del pop ya ha soplado 66 velitas? Con un rostro que fácilmente podría pasar por alguien de entre 30 y 40 años, la Reina del Pop sigue dejándonos boquiabiertos con su apariencia. Y claro, todos queremos saber cuál es su truco para desafiar al calendario.
Hace un tiempo, la misma Madonna nos dejó caer uno de sus secretos mejor guardados: máquinas de oxígeno. Sí, has leído bien. Con un coste que supera los 14.000 dólares (casi 13.000 euros), estas joyas tecnológicas parecen ser el remedio contra el cansancio y la fatiga, al menos si le hacemos caso a lo que ella misma confesó. «Puedes aspirar este oxígeno cuando te sientas agotado después de un vuelo», explicaba.
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Pero no nos dejemos engañar por la bruma de oxígeno puro. Porque detrás de esa piel tersa y esos labios voluminosos, hay algo más que un par de inhalaciones profundas. Si hacemos zoom en las fotos de los últimos años, es obvio que el bisturí ha hecho más que un cameo en la vida de la cantante. Un lifting aquí, un poco de ácido hialurónico allá, y voilà: tenemos a una mujer que se niega a dejar que la gravedad haga lo suyo. Y es que sus pómulos, más marcados que los Alpes suizos, son un claro indicio de que las bolsas de Bichat dijeron adiós hace tiempo.
¿Y qué hay del botox? Porque sí, las arrugas pueden ser chic en algunos, pero no en el reino de Madonna. Aquí, las líneas de expresión no tienen cabida, y cualquier rastro de edad se elimina con una buena dosis de neuromoduladores. Aunque, claro, cuando te pasas un poquito, terminas con esa parálisis facial que nos hace pensar si la diva está sorprendida o simplemente no puede mover la cara.
La implacable rutina deportiva de Madonna
Su dedicación al deporte es casi religiosa. Pero no pienses que esto se consigue con un par de abdominales y una caminata al aire libre. No, la rutina de Madonna es digna de una guerrera espartana. Entre sus hazañas diarias se encuentra el ejercicio aeróbico, la fuerza con pesas (eso sí, nada de más de un kilo, no vaya a ser que esos músculos se desarrollen más de lo estrictamente necesario), y sesiones de flexibilidad. Y si eso no fuera suficiente, la diva también se somete a más de una hora y media de baile, porque, claro, si vas a trabajar piernas, brazos y abdomen, ¿por qué no hacerlo al ritmo de la música y con un toque de cardio? Pero la verdadera joya de su rutina es el control de la respiración. Porque cuando tus conciertos duran horas, no sólo necesitas un cuerpo tonificado; también necesitas unos pulmones de acero.
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La gurú del fitness Tracy Anderson, quien trabajó con Madonna entre 2006 y 2009, no deja de asombrarse con la dedicación de la cantante. En una entrevista con The Times, reveló que las sesiones de entrenamiento eran de dos horas, seis días a la semana, con sólo un día de descanso. Y, claro, ni una pizca de celulitis ni un gramo de grasa se permiten en el cuerpo de la artista de Material Girl, que ha alcanzado un estado físico que parece desafiar las leyes de la biología.
Esto es lo que come
Según la revista Women’s Health la cantante lleva la dieta macrobiótica, que se basa en los principios del Ying y Yang y la filosofía oriental. Este régimen de alimentación hace referencia a un estilo de vida holístico, que enfatice comer y vivir en armonía con la naturaleza. Una de las características principales de esta es que deben ser granos enteros, verduras frescas locales, frutas, nueces y semillas. No se permite el consumo de carnes rojas o productos que vengan de los animales como lácteos o huevos. Los alimentos y bebidas azucaradas también están prohibidos, al igual que los alimentos procesados, los refrigerados y la miel.
La magia del retoque en sus fotos
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