Al límite

DATOS EXCLUSIVOS| Isabel Pantoja, con el agua al cuello

Isabel Pantoja negó a su hijo Kiko la posibilidad de vender Cantora, según él mismo ha declarado públicamente. La penosa situación económica por la que pasa la cantante termina dándole la razón, sobre todo en la necesidad urgente de vender la finca antes de que, ahogada por las deudas, se pierda todo.

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Las palabras de la persona que me habla de la situación económica de Isabel Pantoja se suceden con la seguridad de quien bien lo sabe. “Es muy complicada; le ahogan las deudas, vive embargada y no tiene ni actividad ni ingresos”. Sabía lo que decía y, por supuesto, le pedí que me concretara cuál era la realidad económica de la cantante. Recuerdo cómo Pantoja se molestó cuando en el Programa de Ana Rosa argumenté que quizá no había atendido la petición de ayuda de su hijo Kiko porque ella misma no estaba en el mejor momento económico. Se indignó. Fue el martes siguiente a la entrevista de Kiko en Deluxe en la que abrió la caja de Cantora, en octubre pasado. Isabel entró por teléfono y muy molesta me espetó que me ocupara de mis problemas en ese sentido.

Las palabras de mi fuente llegaban en cascada. “Necesita vender. Lleva casi un año sin pagar la hipoteca de Cantora. Los chinos no pagan y ella no dispone de 12.000 euros para la cuota”. Se refería a los empresarios G. Z. y H.J. a los que en 2005 traspasó el negocio que gestionaba la cantante en Fuengirola, el famoso restaurante Cantora, y por el que ha estado recibiendo desde entonces 11.500 euros mensuales por el alquiler del local en el que servían comida asiática. “Queda aún algo más de un millón de euros pendiente y 10 cuotas impagadas. El banco podría ejecutar en cualquier momento”, continúa. “Cada entidad tiene una política de actuación y un procedimiento de ejecución no se inicia de la noche a la mañana, pero, aunque con la covid muchos bancos han dado manga ancha, casi un año sin pagar es mucho tiempo”. El gran problema no sólo es la deuda -me explica- “lo peor es que no tiene ingresos. La única solución es vender”.

Kiko Rivera Pantoja

El propio Kiko Rivera explicó en una de sus intervenciones en el programa “La Herencia Envenenada” que su madre debía 1,1 millones de euros de la hipoteca que él firmó en 2002 a petición suya, en la que su 47,60 por ciento está también afectado, y que había dejado de cumplir con las cuotas. Me aseguran que, si ejecutan esa deuda, pueden perderlo todo. Sus otras dos propiedades registradas, un piso en Sevilla y un ático en Fuengirola, se encuentran también embargadas en parte o hipotecadas. Cantora es la única solución. Cantora, la herencia de Paquirri, la obsesión de Isabel; el usufructo que vendió para tener, además del derecho al uso que ya le correspondía, parte de la finca en propiedad. Cantora, donde vive con su madre y su hermano Agustín, lejos de todos y atrincherada en plena batalla con su hijo; una guerra que podía acabarse si fueran capaces de mirarse, hablar, explicarse y entenderse, con sendos perdones incluidos. Cantora, que de tanto usarla, de tanto hipotecarla, agoniza entre deudas y embargos.

Finca La Cantora

Pantoja estaría dispuesta a poner a la venta sus propiedades, incluyendo Cantora/Gtres

La cantante arrastra 1,5 millones de euros en cargas sobre la finca (el 1.1 mm de hipoteca y 338. 816 euros de una ejecución de embargo de Hacienda, sin contar intereses). A esa cantidad, se le sumaría 1,1millones de euros más hipotecados en 2015, en concepto de garantía frente a Hacienda de parte de 1,5 millones que le impuso en la inspección de 2012 y que la cantante recurrió ante el Tribunal Económico Administrativo (TEA) y posteriormente ante el Tribunal Supremo. Por si fuera poco, un nuevo embargo ha golpeado la maltrecha liquidez de la artista por impago del impuesto de sociedades del 2019. La pandemia retrasó de julio a octubre de 2020 el plazo de pago, pero Pantoja no cumplió tampoco; 40.000 euros más en el debe, con apremio y recargo de intereses.

Isabel Pantoja

Isabel Pantoja tiene muchos frentes abiertos / Gtres

“Cuando uno está con el agua hasta el cuello hace lo imposible por encontrar una solución”. Afirmación rotunda que me lleva a las declaraciones de Kiko Rivera cuando contó públicamente que el conflicto con su madre se desencadena al plantearle la necesidad de vender Cantora para que ambos pudieran pagar sus respectivas deudas. El que estaba con el agua al cuello entonces era él. Cuánto disgusto y cuantos ataques públicos se habrían ahorrado. Ahora la realidad, la falta de ingresos y los embargos aprietan a la artista. Las deudas no se pueden guardar en un armario como si de vestidos de torear o un precioso capote de paseo o enseres de otros se tratara. No, las deudas no se pueden ocultar, ni denunciar que las han robado. ¿Quién iba a quererlas? Son de quien las contrae y si no se cumple, viene el banco o Hacienda y te ejecuta. Un armario cerrado solo puede abrirlo quien tiene la llave. Tampoco se entiende que la artista haya rechazado programas que le han ofrecido en televisión y que podían haberle reportado importantes ingresos. Hace un año que ni canta ni participa en ningún proyecto televisivo.

La única solución es vender. Se parte de la idea de venta conjunta, aunque la negociación se lleve por separado, pero, por ahora, no hay nada concreto. Las ofertas que se han hecho púbicas son un bluf. El empresario murciano ni siquiera ha hablado con Kiko aún y por parte de Isabel y Agustín (parece que es el hermano de la artista quien comanda la posible venta) no se ha vuelto a saber nada más”. Hasta dónde sé, hay 2 empresarios, uno de Sevilla y el de Murcia, que han pedido la documentación de la finca para estudiar las cargas y también la información catastral. La idea es comprar e instalar un huerto solar. Desde Cantora piden 7 millones de euros. Mucha deuda, mucha agua que achicar.

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