De la cárcel al concierto de Taburete: Gerardo Díaz Ferrán, un fan más en la actuación de su nieto
Antón Carreño, que junto a Willy Bárcenas lidera el grupo Taburete, tuvo un invitado muy especial en su último concierto
Las canciones de Taburete resonaban a las puertas de la sala Joy Eslava este miércoles 19 de septiembre. Allí el grupo de moda preparaba su gran gira y sus componentes querían hacerlo por todo lo alto en una de las salas más emblemáticas de Madrid. Willy Bárcenas, hijo del famoso ex tesorero del Partido Popular Luis Bárcenas, cantó a pleno pulmón ante los coros de los asistentes. A su lado, el otro gran nombre que firma Taburete, Antón Carreño, que lleva el peso de la guitarra en las composiciones, sin embargo, no era una noche cualquiera. Sobre todo, para uno de ellos. Antón vivió un concierto especial, pues una persona muy importante para él se encontraba entre el público. Esa persona era su abuelo, Gerardo Díaz Ferrán, quien había permanecido privado de libertad durante más de cinco años. El ex presidente de la CEOE (Confederación española de organizaciones Empresariales) estuvo en el recital tras mucho tiempo alejado de los focos.
«Volveremos a salir aunque nos aten las manos», reza una de las canciones más conocidas de Taburete y en la cual pudo verse reflejado Díaz Ferrán. El empresario se encuentra en libertad desde el pasado 23 de febrero tras haber pasado cinco años y dos meses en la cárcel por alzamiento de bienes y blanqueo de capitales por la quiebra del grupo turístico Marsans, entre otros delitos. Alejado de la palestra mediática y quizás creyendo que podría pasar desapercibido, Díaz Ferrán acudió al concierto de Taburete para escuchar, in situ, a su querido nieto.
Antón Carreño y Willy Bárcenas, Taburete, en una imagen de archivo / Gtres.
«Pido perdón encarecidamente a todos y cada uno de cuantos he podido perjudicar con mis acciones“, con esa frase empezó a fraguar su salida de prisión Gerardo Díaz Ferrán. En una carta dirigida al juez José Luis Castro, titular del Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria, el empresario pedía su libertad como “una oportunidad” para disfrutar de su familia. A sus 75 años y con problemas de salud, Díaz Ferrán consiguió el segundo grado gracias a su buen comportamiento durante su estancia en prisión recogido en los informes penitenciarios. Acompañado de su mujer, Díaz Ferrán fue una de las caras más reconocidas que asistieron al concierto. Acudió con un look informal y con un semblante muy serio que, probablemente, tornó al ver a su nieto.
Díaz Ferrán y su mujer, a las puertas del concierto / Look.
La nueva vida de Díaz Ferrán
Gerardo ahora disfruta de las canciones de su nieto, Antón Carreño, fruto de su hija Marta, con el grupo Taburete, pero lo hace con una pulsera telemática para evitar cualquier tipo de intento de fuga del país. Durante su estancia en la prisión de Soto del Real (donde curiosamente compartió paredes con Luis Bárcenas, padre de Willy, compañero musical de su nieto Antón) Gerardo Díaz Ferrán aprovechó los momentos de soledad para estudiar Económicas a través de la UNED, una formación a la que cualquier preso del territorio español puede acceder gracias al programa de estudios de dicha Universidad en centros penitenciarios.
Otro de los grandes motivos que llevaron al juez Castro a otorgarle la libertad (regulada) fue la voluntad solidaria de Díaz Ferrán. El ex presidente de la CEOE propuso colaborar con la Asociación Solidaria Universitaria, una organización sin ánimo de lucro cuyo mayor punto de acción es África. El juez Castro explicó en el auto que consideraba lógico que la confianza perdida en Díaz Ferrán «se vea restaurada con la labor social que este tipo de penado puede realizar complementariamente”. Sin embargo, según pudo saber el diario El Mundo, la defensa también valoró el Centro de Inserción Social Victoria Kent para dichas labores solidarias.
Díaz Ferrán, en el concierto / Look.
Taburete y Soto del Real
En el 2016, cuando empezó a sonar con fuerza el grupo Taburete, todos los titulares apuntaban a la curiosa situación que los miembros de la banda vivían. Luis Bárcenas y Gerardo Díaz Ferrán ingresaban en la prisión de Soto del Real mientras que Willy, hijo de Bárcenas, y Antón, nieto de Díaz Ferrán, empezaban su mediático ascenso en la música española. Mientras unos subían al cielo, otros bajaban a los infiernos. No obstante, esos muros no conseguían distanciarles. Al menos, no rompieron los vínculos familiares, demostrando que para ellos eran inquebrantables. “Iría allí con pariente o sin él. La gente lo está pasando mal y les daríamos una alegría. Así que tocaría, allí o en cualquier cárcel”, declaró Willy Bárcenas sobre la posibilidad de dar un concierto en Soto del Real durante una entrevista con El Mundo.