PERSONAJE REVELACIÓN

Ana María Aldón, una superviviente dispuesta a dar guerra

Ana María Aldón está participando en 'Supervivientes', donde Gloria Camila es la encargada de defenderla de los ataques que pueda sufrir desde el plató

Ana María Aldón
Ana María Aldón en una imagen de archivo / Gtres

Ella no lo había planeado y fue solo por acompañar a su madre. El día que Ana María Aldón decidió ir a aquel viajecito no se le pasó ni siquiera un segundo por la cabeza que le cambiaría la vida para siempre. Fue hace ocho años y lo recuerda con claridad. En su casa eran fans de Rocío Jurado y su madre esperaba con ansia conocer la Dehesa Yerbabuena en un viaje organizado para personas mayores. No quería ir sola y pidió a la menor de sus hijas que le acompañara. Ella aceptó y desde ese momento fue la única excursionista que no respondía al perfil Imserso: una soltera de 34 años, en el grupo que visitaba la finca aquel día de marzo de 2012.  Aquel viaje le ha llevado ahora hasta los Cayos Cochinos en ‘Supervivientes’.

Ana María Aldón y José Ortega Cano / GTRES

Ana María y José Ortega Cano / GTRES

No era la primera vez que Ortega salía a saludar a los visitantes de Yerbabuena. Llevaba años explotando el campo que le compró en 1992 al torero Juan Antonio Ruiz Espartaco, y un buen día decidió organizar visitas turísticas a la finca. Los admiradores de su mujer se morían por conocerla, tomar un copita en uno de los salones que, preparados para la ocasión, también les permitía ver fotografías de la artista, sus trofeos taurinos y otros recuerdos. Ese día, Ana María fue una sorpresa para él. Me cuentan que se fijó en ella enseguida. No era difícil: la más guapa, la más joven, y al torero siempre le han gustado las conquistas. Fue en el momento en el que Ortega dedicaba fotografías al grupo, cuando le pidió a Ana que le apuntara su teléfono. Así, a porta gayola. La sorpresa llegó cuando en el autobús de vuelta, aun sin haber iniciado la marcha todavía, sonó su móvil. Era Ortega; no podía creerlo.

Ana María Aldón y Ortega Cano abandonando el hospital tras el nacimiento de su pequeño / GTRES

Ana María Aldón y Ortega Cano abandonando el hospital tras el nacimiento de su pequeño / GTRES

Empezaron a verse e intimaron enseguida. Ana se quedó embarazada muy pronto. Cuenta la sanluqueña que pidió hora en el médico porque sentía molestias. Cuando el doctor le confirmó que lo que realmente le ocurría era que estaba en estado, llamó a José para comunicárselo, con cierto temor a su reacción. El torero al otro lado del auricular entonó un prolongado “ole, ole, ole, ole”. Un bebé en camino era una bomba en su familia, quienes todavía lloraban la muerte de la Jurado, pero él estaba feliz de esperar un hijo biológico. Ortega no se atrevió durante mucho tiempo a presentar a Ana como su novia. Su temor era tal que fue con ella a la boda de su sobrina Leonor, hija de su hermana Conchi, solo un mes después de conocerla, y la presentó como una amiga de la novia. Ocultó el romance, pero le pillaron. La boda se celebró en un restaurante de la urbanización Soto de la Moraleja, en la zona norte a las afueras de Madrid. Tras el postre nupcial y las copas, la celebración continuó en un tablao flamenco cerca de Alcobendas. Allí, con la fiesta, el cante y el baile, el torero se relajó y la besó. Más de uno en la familia descubrió que la supuesta amiga de la novia era más bien la nueva conquista del torero. Dos meses después, Ana se quedaba embarazada.

Gloria Camila junto a la mujer de su padre en una de sus primeras imágenes juntas / GTRES

Gloria Camila junto a la mujer de su padre en una de sus primeras imágenes juntas / GTRES

Los primeros meses de relación con la familia no fueron fáciles. Ortega era responsable de sus hijos José Fernando y Gloria Camila. El niño vivía una situación personal difícil y comprometía a menudo la paz familiar. Su padre se sentía sobrepasado en muchas ocasiones y Ana María vivía con preocupación la situación. Con la niña el problema parecía ser otro, según me explica un testigo cercano a la relación: “Al principio no se llevaban nada bien. La niña no la aceptaba. Ana María había ganado toda la atención de su padre y sentía que le había usurpado el sitio”. Entiendo que Gloria estaba en todo su derecho de sentir celos o al menos se puede entender que no le fuera fácil aceptar a otra mujer en la vida de su padre. No lo estaba pasando nada bien. En realidad, era el sentimiento de la mayoría de la familia. Ana había llegado para ocupar el lugar de Rocío Jurado.

José Ortega Cano anunció su boda con Ana María como algo sencillo ya que la que vivió con Rocío Jurado fue algo "irrepetible" / GTRES

José Ortega Cano anunció su boda con Ana María como algo sencillo ya que la que vivió con Rocío Jurado fue algo «irrepetible» / GTRES

¿Pero acaso ella era la culpable de que Ortega se fijara en ella? Al principio, hubo quien no habló bien de la joven con la que Ortega hacia planes de futuro y algunas voces cercanas a su San Lucar natal la describían como una interesada, aprovechada y lo contrario a buena persona.  Esos primeros comentarios le afectaron de tal manera que se quitó de en medio y pasó muchos meses sin salir. Perfil bajo, fue su objetivo. Saldría adelante. No es mujer de escasas agallas. La menor de una familia numerosa, Anamari- como le llama su madre- se crió en un ambiente rural. Su padre trabajaba en una vaquería y ella misma desde muy jovencita trabajó en el campo, sacando con sus manos patatas y zanahorias. Se quedó embarazada con tan solo 18 años, fruto de una relación que no acabó bien. El pasado en prisión del padre de su hija no es un tema que le guste recordar.

Soy de las que cree que Ortega no era un perita en dulce cuando llegó a su vida: el torero estaba pendiente de juicio, le imputaban homicidio involuntario, su imagen estaba por los suelos y, además, le llevaba 25 años de edad. Pocas mujeres habrían soportado con una sonrisa que su pareja hablara casi constantemente de su primera mujer; Ortega lo hacía en cada entrevista, incluso cuando ya su relación con Ana María Aldón era estable. Recuerdo unas declaraciones en las que confirmaba sus planes de matrimonio con la sanluqueña y en las que explicaba que sería una boda sencilla, “porque la grande fue la que tuve con Rocío Jurado y eso es irrepetible”. ¿Perdón?  Dos años después de conocerlo, llegó el traslado a Zaragoza con su niño pequeñito para estar cerca de él. Decían entonces las crónicas que era una mujer discreta y que no quería saber nada de los focos y que le gustaba su tienda de ultramarinos donde vendía fruta (y a mucha honra). Nunca ha sido un personaje que llamara la atención, quizá, porque estaba en su sitio, perfil bajo, sus hijos, su marido y su casa, aunque hace un par de años decidió hacer un curso de diseño y dedicarse a la moda.

Me cuentan que tiene carácter, personalidad y que aún está por explotar: “Ana María Aldón va a dar mucha guerra”. De momento, ha dejado su negocio de fruta en manos de una hermana, se enfrentará en los tribunales con el diseñador que le ha demandado por la autoría de su vestido de novia y se ha marchado a Supervivientes. “Ha sido llegar aquí y liberarme. Me siento liberada. Mi marido va a flipar”. No me lo pierdo.

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