La lucha contra ETA, una ventaja para España en la guerra contra el yihadismo
1 de Marzo de 2004 la lucha antiterrorista en España da un giro de 180 grados. Los atentados de Madrid, en los que fallecieron 193 personas y 1.858 resultaron heridas, abría la puerta a un tipo de terrorismo diferente, en su naturaleza y su ejecución, que colocaba a la Inteligencia y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado ante un reto histórico. Siete años después, con el anuncio de ETA del cese definitivo de su actividad armada, se pisaba el acelerador al proceso de reconversión y especialización de las estructuras antiterroristas hacia la lucha contra el islamismo radical.
Esa complicado trabajo que se inició hace ya 12 años está consiguiendo dar sus frutos: “Hasta la fecha, siempre hasta la fecha, el riesgo cero no existe”, asegura José Luis Olivera, director del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) del Ministerio del Interior. Lo cierto es que España, en los últimos diez años, ha sido el país que ha realizado el 66 por ciento del total de detenciones de yihadistas a nivel mundial. Y, si consideramos las realizadas a raíz de los atentados del 11M, ese porcentaje alcanza el 91 por ciento. “La razón no es que en España haya más radicales que en otros países. La clave del elevado número de detenciones está en que nuestros efectivos trabajan muy bien el área de adoctrinamiento y monitorización de estos sujetos. La experiencia con ETA nos da ventaja con respecto a otros países que han tenido que empezar de cero. Nuestra experiencia es importante en asuntos como la clandestinidad y la infiltración»
Desde el año 1995 en que se inició la guerra en Bosnia, la Inteligencia española tiene estadísticas de los yihadistas reclutados en España para la causa islamista: Afganistan, Chechenia, Indonesia, Irak, Mali, Costa de Marfil o Siria. Alrededor de 250 «combatientes» salieron de España. La mayoría, unos 183, en dirección a Siria. De éstos, 30 ya han fallecido.
Es una guerra nueva que afecta a toda la comunidad internacional y la colaboración entre todos «es el elemento fundamental”, asegura Olivera, “sin el intercambio de información y la coordinación sería imposible vencer a estos terroristas”. Algo que, en España, nos suena. La neutralización de ETA tuvo un punto de inflexión cuando Francia puso punto y final a su condición de “santuario” para los miembros más sanguinarios de la banda terrorista ETA, eliminando el estatuto de refugiado político utilizado por los etarras y cediendo a la colaboración con España. La importancia de la coordinación internacional es evidente si nos atenemos a las cifras del Ministerio del Interior: desde el inicio de los conflictos en Siria y Mali, España ha efectuado 18 operaciones fuera de sus fronteras, 12 de ellas han sido operaciones conjuntas con países como Marruecos, Francia, Alemania o Luxemburgo. En total, 50 detenidos.
España aporta a esta guerra global experiencia y muchas efectivos. Entre Guardia Civil y Policía Nacional, el ministerio del Interior cuenta con 1.200 agentes dedicados a la lucha antiyihadista. A éstos se suman los más de 1.600 agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Pero, además, también reman en el mismo barco las policías autonómicas y, por supuesto, efectivos militares desplegados en los diferentes conflictos en los que está presente España.
La envergadura global del terrorismo islamista y su formidable aparato de propaganda han generado la sensación colectiva de que nos enfrentamos a un enemigo casi imposible de vencer. La lucha se presenta larga pero, en opinión de uno de los hombres sobre los que descansa la lucha antiterrorista en nuestro país, “DAESH o Al Qaeda ofrecen también importantes debilidades. Por ejemplo, ETA era una banda terrorista muy cerrada, autosuficiente, que nunca estableció relación alguna con el crimen organizado. Esto no pasa con el terrorismo yihadista, lo que, sin duda, les abre fisuras importantes”. Cada día, se va cerrando más el círculo. En opinión de Olivera, “es verdad que, en su terreno, en el autodenominado califato, están muy bien organizados: estructura militar, financiación, propaganda, etc. Fuera es distinto”. Y vuelve a la colaboración internacional, “cada día se toman nuevas medidas consensuada entre todos los países y, además, están sufriendo un retroceso en su territorio”. ¿Qué medidas? «Eso sí que no se lo puede decir».
España se encuentra en el nivel cuatro de alerta terrorista y, tras lo ocurrido en Niza, se ha reforzado la frontera con Francia y se incrementará la vigilancia en aeropuertos y zonas turísticas. Pero lo que diferencia el nivel 4 del 5 es el riesgo de atentado inminente. En España, hay zonas con una mayor concentración de musulmanes (Ceuta, Melilla o Cataluña con una fuerte presencia paquistaní) pero «no tiene nada que ver esa mayor concentración con un mayor riesgo de atentados».
«Es verdad que lo más difícil es luchar contra DAESH en el ámbito de la prevención. ETA preparaba concienzudamente sus atentados con el objetivo de que no corrieran riesgo la integridad física de sus terroristas y que, además, tuvieran vías de escape para huir». Desde ese punto de vista, era más fácil intervenir en esa fase. Ahora, no.
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