Una de las peores noticias para el Real Madrid en este arranque del año es la desaparición de Vinicius Junior. El brasileño ha dado un paso atrás considerable en su progresión, pasando de ser un jugador determinante para los blancos a apenas contar para Zidane. Una pérdida de protagonismo basada en un descenso notorio en su rendimiento, que se confirmó una vez más en la derrota del conjunto madridista ante el Levante. El atacante ha pasado de ser un fijo para el técnico al comienzo del curso a disponer de pocas oportunidades, desaprovechando los minutos con los que cuenta.
El crecimiento del extremo madridista se ha estancado en los últimos meses. La intermitencia en la que vive le ha impedido consolidarse dentro del equipo, aunque durante el primer tercio de la temporada parecía que su explosión estaba cada vez más cerca. Sin embargo, la progresiva pérdida de peso en los planes del técnico, acorde a su rendimiento, le ha condenado al ostracismo.
Una pérdida de protagonismo que se ha producido de manera escalonada y que no han dudado en aprovechar los hombres importantes del ataque para convertirse en fijos. Después de la última lesión de Hazard y los brotes verdes de Asensio, el brasileño apenas tiene opciones para abrirse paso en el once y, cuando dispone de ellas, no es capaz de sacarlas partido.
De indiscutible a testimonial
Vinicius se convirtió en un recurso importantísimo para Zidane durante la ausencia de Hazard y el apagón de Asensio. El brasileño se convirtió junto a Benzema en el líder del ataque madridista, siendo fundamental en varias de las victorias madridistas de la presente temporada, ante Valladolid, Levante, Inter o Sevilla. Su descaro, desborde y velocidad daban al Madrid un aire del que carece ahora en su ofensiva, convirtiéndose en un futbolista clave en las aspiraciones de los blancos.
Sin embargo, en los últimos dos meses su presencia sobre el terreno de juego ha disminuido de manera considerable y, lo que es más grave, cuando sale, no es desequilibrante. Vinicius ha perdido la chispa de la noche a la mañana y, con ella, la confianza del técnico, que ya no le ve como un futbolista capaz de cambiar el rumbo del encuentro, como sucedía antes.
En diciembre, el extremo madridista comenzó disputando de titular tres encuentros de manera consecutiva, siendo clave en la importante victoria por 0-1 en el Pizjuán ante el Sevilla, que iniciaba la racha de siete partidos consecutivos ganados de forma consecutiva. Después de perderse el choque contra el Eibar, salió sistemáticamente del once, pasando a disputar minutos residuales.
Durante los siguientes cuatro encuentros, sus presencias fueron testimoniales. Apenas sumó 20 minutos en ellos, quedándose sin jugar en uno de ellos. Después, ha vuelto a ser suplente en tres de los siguientes, partiendo únicamente de inicio en la Copa del Rey ante el Alcoyano, donde dio claros síntomas del apagón por el que atraviesa, al no ser capaz de destacar ante un equipo de Segunda B. De hecho, el gol del empate de los alicantinos, que llevó el partido a la prórroga, llegó tras un fallo en su marca.
En los últimos tres encuentros en el resto de competiciones, ha contado con cerca de media hora en cada uno, pero siendo siempre irrelevante. Contra Athletic, Alavés y Levante gozó de oportunidades que tampoco aprovechó. Su presencia en el campo apenas se notó y, si lo hizo, fue para perjudicar los intereses de los madridistas.
Sus fallos, cada vez más notorios
La baja de larga duración de Rodrygo y la baja de Lucas Vázquez le dejaba como el principal recurso del que disponía Bettoni para darle un vuelco al encuentro ante el Levante. Los madridistas necesitaban activarse en ataque, donde apenas habían generado y el partido solicitaba la entrada de Vinicius. Sin embargo, volvió a mostrarse por debajo del nivel esperado, en la línea de las últimas actuaciones. Jugando a pierna cambiada, no fue capaz de entrar apenas en juego y, cuando lo hizo, no generó ningún tipo de desequilibrio.
A su poca aportación en ataque se suman los preocupantes errores que comete en defensa. Si contra el Alcoyano su falta de contundencia al defender un córner propició el gol de los alicantinos, ante los granotas volvió a cometer un fallo innecesario. El madridista protagonizó una de las acciones polémicas del partido, al provocar una falta en un costado que, tras ser revisada por el VAR, terminó siendo señalada como penalti, aunque no subió al marcador al pararlo Courtois.
La constancia del brasileño le llevaba a tapar sus constantes imprecisiones con grandes actuaciones. Sin embargo, en los últimos meses, su incapacidad para obtener relevancia dentro del terreno de juego le ha colocado como uno de los grandes discutidos de la plantilla. Su estancamiento supone un problema serio para Zidane que, sin un Vinicius determinante, se queda sin revulsivos capaces de resolver un partido, como se está comprobando.