El Real Madrid estuvo muy lejos de la remontada en el Santiago Bernabéu. Los madridistas necesitaban darle la vuelta al 0-3 de la ida y terminaron cayendo por 1-2 en casa ante el Arsenal. Le faltó fútbol a los blancos, que ofrecieron una versión descafeinada y muy alejada de lo esperado, pero sí que hubo momentos en los que tanto el público del Bernabéu como los propios jugadores creyeron en que podía ser posible. Algo que se encargaron de abortar los franceses François Letexier y Jerome Brisard, que pararon el juego durante siete minutos en los primeros 20′ de juego.
Aunque el juego del Madrid no fue nada bueno y los madridistas no dispararon a puerta hasta bien entrada la segunda parte, todo pudo cambiar si desde el VAR no se hubieran encargado de congelar el partido. El ritmo del partido se vio cortado en los primeros minutos por culpa de dos acciones de esas grises, que no son totalmente claras y que, por tanto, no necesitan de intervención. Pero aun así Brisard se encargó de revisarlas.
Después de que Declan Rice intentara un gol olímpico en el minuto 7, el Real Madrid se lanzó al ataque, respondió el Arsenal y, dos minutos y medio después de ese saque de esquina, se llamó a Letexier para que acudiera al VAR para ver un agarrón de Asencio. Un agarrón claro sobre Mikel Merino, pero sin incidencia alguna en el juego. No tenía opción alguna de llegar al balón, puesto que Rice buscó directamente la portería y Courtois atajó el balón.
Se paró el partido, Letexier revisó la acción en el monitor y pitó penalti para el Arsenal. Courtois volvió a hacer de salvador y se lo paró a Saka. El Bernabéu se encendía y el Real Madrid reaccionaba. Pero minutos después, la pareja de franceses que pitaba el partido, se encargó de abortar esa intentona madridista.
En el área del Arsenal, Rice agarraba a Mbappé y el madridista se iba al suelo cuando buscaba un balón prolongado de cabeza por Rodrygo tras una falta. El árbitro no lo dudaba y pitaba penalti. Si había señalado uno, debía señalar el otro. Pero volvía a la carga Brisard desde el VAR. El galo se tiraba hasta cinco minutos viendo la acción, a ver qué encontraba para poder anular el penalti, hasta que finalmente llamaba a Letexier para que volviera al monitor.
Cinco minutos de revisión que dejan claro que la acción no estaba nada clara y que, por tanto, no había error claro. En ese caso, la decisión inicial debe prevalecer. Pero Brisard quiso ser protagonista. Se anulaba el penalti a favor del Real Madrid y se abortaba la posibilidad de que los madridistas se pusieran por delante en el marcador en el minuto 20 de partido. Algo que hubiera revolucionado el partido y lo hubiera encarrilado a favor de los blancos, que estarían a dos goles de empatar la eliminatoria con 70 minutos por delante.
Pero no sucedió. El ritmo del partido se frenó de lleno y, con ello, la posibilidad de los blancos de iniciar su remontada. Con el paso de los minutos el partido fue a menos y el fútbol del conjunto blanco no dio para mucho más. Cuando el Real Madrid tuvo una rendija abierta a la esperanza de remontar, el tándem Letexier-Brisard se encargaron de enfriar el ambiente de un Bernabéu que estuvo entregado a la causa.