Ha sido una semana invocando a los espíritus del Bernabéu para protagonizar un nuevo milagro. Ha sido una semana para constar el respeto real que infunde el Madrid también en sus mayores odiadores. Antes del partido, nadie se atrevía a asegurar una eliminación que la lógica imponía. Lo que no podemos olvidar los madridistas es que los milagros los obraron grandes equipos que supieron encontrar un gran momento de inspiración, pero el Real Madrid 24/25 no es un gran equipo.
Las señales durante la temporada han sido evidentes, e igual que con los numerosos éxitos anteriores, señalan a todos. El club ha sido demasiado optimista a la hora de realizar movimientos en la plantilla y se han ido posponiendo decisiones que era necesario tomar. No remplazar a Kroos o reforzar la defensa ha salido caro, aunque nada hubiera garantizado continuar un ciclo ganado en Europa que no conoce parangón.
La plantilla se ha aburguesado. Ganar suele llenar el estómago de la mayoría y la sensación de superioridad en agosto contrasta con cómo compitió casi el mismo equipo con la lesión de su portero y centrales y sin un nueve de campanillas en la 23/24. El estado físico del equipo muestra una relajación también motivada por un calendario extenuante que ha invitado a gestionar demasiado los esfuerzos.
En entrenador es el gran señalado siempre en este tipo de circunstancias. No ha sido capaz de dotar a su equipo de un mínimo patrón de juego que le haga descansar sobre un suelo sólido en los días de diario. El equipo se ha quedado muy corto en los días grandes y Ancelotti no ha sido capaz de buscar otros Asencios en la cantera, pese a que las señales de que faltaba profundidad y calidad en varias posiciones eran evidentes. Ancelotti ha vivido y muerto con el mismo esquema que no ha ayudado a equilibrar al equipo, a que la mejor decisión era abstenerse de tomar ninguna decisión complicada durante toda la temporada.
No, no lo de ayer no es una sorpresa. Es la consecuencia de ir al límite durante toda la temporada y en estos casos Europa te suele poner en su lugar. Ahora queda competir lo mejor posible lo que queda y por supuesto tratar de ganarlo. No obstante, las decisiones a tomar deben ser las mismas acabe como acabe la temporada. El enfrentamiento ante el Arsenal te ha dicho la verdad del equipo.