El Real Madrid no olvida, pero también sabe perdonar. En el club blanco se cerró el capítulo Kylian Mbappé el pasado mes de mayo, cuando el jugador decidió traicionar la palabra dada a la entidad madridista para renovar con el PSG. Todo lo pasado con el jugador francés está demasiado reciente para una cúpula madridista que se quedó dolida cuando el jugador mandó un mensaje a Florentino Pérez en el que le comunicaba su deseo de renovar con los parisinos.
La entidad no tardó en pasar página y olvidar a un jugador al que han deseado durante varios años. En estos momentos, el club no se plantea comenzar una nueva batalla para ficharle, aunque son varias las personas, alguna con voz y voto, que están convencidas de que en el momento en el que sea necesario convencerán a las instancias más altas para que acepten retomar una operación que por el Bernabéu está aparcada, aunque no descartada.
La información desvelada por RMC y confirmada por Le Parisien, periódico muy cercano a la dirección del PSG, donde se asegura que las relaciones entre el jugador y la entidad francesa están rotas, lo que provoca que quiera marcharse en el mercado de invierno y, si no es posible, el próximo verano, no son desconocidas para el Real Madrid. En el club saben que el delantero no está contento con su decisión de seguir en el Parque de los Príncipes, aunque esto no ha llevado al club a hacer ningún movimiento.
Mbappé se arrepintió pronto de renovar por el PSG, una decisión donde su madre, Fayza Lamari, fue clave. El jugador nunca ha terminado de ver claro esta renovación y cuando concluya el Mundial de Qatar se siente libre para poder salir de la jaula de oro del Parque de los Príncipes. De todo esto son conscientes las altas esferas del Real Madrid y el propio Karim Benzema.
La relación entre Benzema y Mbappé es buena. El capitán del Real Madrid se sintió igual de mal que el resto del madridismo con lo sucedido en mayo, pero tras reencontrarse y hablar la amistad ha vuelto a su cauce. Karim ha perdonado y sabe de primera mano lo incómodo que está su compatriota en París, donde no se siente bien ni dentro ni fuera del campo.