Asensio evita una crisis
Las notas del Real Madrid contra el Granada: la zurda de Asensio vale oro
Mateu robó un mano a mano al Madrid tras pitar una falta ficticia
Un gol de Asensio cortó de raíz la resaca copera a un Real Madrid otra vez atascado y sin gol. Sobre el Bernabéu sobrevoló el fantasma de una pifia ante el Granada porque el equipo de Ancelotti, con un juego plano e insulso, parecía incapaz de ganar a los de Robert Moreno, con un planteamiento ordenado y ultradefensivo. Los blancos, aunque fuera in extremis, salvan tres puntos cruciales y vuelven a encarrilar la Liga tras el empate del Sevilla en Pamplona.
El Real Madrid padecía la resaca de la Copa y necesitaba el ibuprofeno de la Liga para curarla. Ancelotti lo sabía, pero le faltaba personal para administrar la dosis adecuada. A las bajas de Benzema y Vinicius, sus dos estiletes arriba, se unieron a última hora Casemiro, el tapón de la bañera, y Lucas Vázquez, ese chico para todo que tan bien sienta a un equipo con más divos que currantes.
El caso es que Carletto, otro de los señalados de San Mamés por tener menos cintura que una gorda de Botero, tuvo que recomponer su once inicial. Courtois sostenía el fuerte de la vieja guardia escoltado por Carvajal, Militao, Alaba y Marcelo, que volvía al lateral izquierdo a ocupar el sitio del lesionado Mendy. Por delante Camavinga, mucho músculo pero poca cabeza, ejercía de Casemiro secundado por Kroos y Modric, invisibles en San Mamés. Delante Ancelotti volvía a pasar de Hazard y repetía con Asensio y Rodrygo. La sorpresa era la titularidad de Isco, quién sabe si mediapunta o falso delantero.
Enfrente el Granada de Robert Moreno, uno de esos equipos asequibles que tanto se le han atragantado al Real Madrid en el Bernabéu, léase Osasuna, Cádiz, Elche… y hasta el Sheriff si me apuran.
El guión del partido fue más previsible que un discurso de Pedro Sánchez. El Granada concedió al Real Madrid el balón y el espacio. Replegó atrás, juntitas y prietas las líneas e invitó a los blancos a que atacaran. Y eso hizo el Madrid con tanta paciencia como poco ritmo. El primer susto, para colmo, fue visitante en una contra en la que Marcelo se quedó allende la M-30 y Puertas aprovechó la autopista a su espalda para plantarse ante Courtois, que sacó un pie salvador para evitar el 0-1.
Asusta el Granada
Respondió el Real Madrid con alguna incursión peligrosa de Asensio pero sin generar demasiados apuros al Granada. Los de Ancelotti carecían de mordiente y desborde para inquietar a los zagueros nazaríes. Era un partido muy plácido para los de Robert Moreno, que se defendían con solvencia y eficacia.
El runrún se apoderó de un Bernabéu, adormecido por el fútbol insulso y anodino de su equipo. A la media hora pudo marcar el Madrid en un centro de Carvajal desde la derecha que casi se mete Neva en su propia puerta. La ocasión espoleó a los de Ancelotti, que pudieron hacer el 1-0 en una jugada entre Camavinga y Rodrygo, que terminó abortada por un defensor nazarí. Y luego un disparo de Kroos que lamió por fuera el larguero de Maximiano.
El arreón blanco duró poco y el Granada, superado el susto, volvió a apretar al Real Madrid. El Bernabéu se hartó en el 39 y dedicó la primera pitada a su equipo desde Ancelotti hasta el último de los que estaban en el campo. Les sobraba razón. Su fútbol era plano y desesperante. Aburrido. Lento. Tostón. No era un fútbol de Superliga, era un fútbol de Europa League. Y con una segunda pitada, esta vez más tenue que la primera, despidió el Bernabéu a este Real Madrid deprimido y tristón.
Ancelotti reacciona
Ancelotti quitó al desorientado Camavinga y metió a Valverde en el intermedio. A su equipo le quedaba medio tiempo para meterle mano al Granada por lo civil o por lo penal. Son ya demasiadas pifias en el Bernabéu para ganar una Liga aunque sea con rivales de poco fuste.
Pero el cambio no varió en nada el juego plano y aburrido del Real Madrid. Y nos habíamos zampado ya una hora de partido sin una buena jugada que llevarnos a la boca. El Granada ya era descaradamente un frontón y Ancelotti se resistía a meter a Jovic para tener un delantero centro que complicara la vida a los centrales blancos.
Un zurdazo de Rodrygo al que respondió Maximiano con pulso firme fue la primera ocasión clara del Real Madrid en la reanudación. Vino luego otro disparo de Asensio desde el otro costado. Otra vez el portero del Granada se agigantó.
En el 65 a Ancelotti le sonó la alarma del Nokia y metió de golpe a Hazard y Jovic. Ese es Carletto, el Usain Bolt de los banquillos. Sacó a Isco, medio aplaudido por el Bernabéu, y a Rodrygo, otra vez discreto. El serbio tardó menos de un minuto en tener su primera ocasión y, para colmo, a pase de Hazard. La marró pero agitó algo al Bernabéu, que ya ni pitaba.
Los nervios y la impaciencia de la grada se contagiaron a un Real Madrid desnortado y sin fútbol. Parecía que los blancos se la iban a pegar otra vez, pero entonces apareció Asensio para armar su zurda desde lejos y colocar la pelota lejos del alcance de Maximiano. Ancelotti e hijo lo celebraron como si acabaran de ganar la final de la Champions.
El gol de Asensio aportó poso y tranquilidad a un Real Madrid que se desencorsetó un poco con viento a favor. El Granada trató de estirarse pero ya no le quedaba tiempo. Los blancos resistieron y fueron capaces de salvar tres puntos que vuelven a encarrilar una Liga que, a pesar de los altibajos del equipo de Ancelotti, sigue pintando de color blanco.