Champions: Real Madrid - Chelsea

Al Madrid no hay quien le mueva su silla

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El Real Madrid ganó 2-0 al Chelsea en el Bernabéu.

Al Real Madrid en la Champions no hay quien le mueva su silla. Los blancos encarrilaron la eliminatoria de cuartos tras derrotar al Chelsea en un partido pleno de seriedad, juego y compromiso. Benzema y Asensio sellaron los goles blancos ante los blues que acabaron con diez por expulsión de Chilwell. El equipo de Ancelotti volvió a cabalgar a lomos de Vinicius con un inconmensurable Kroos.

El Bernabéu volvía a latir por la Champions. Sístole va, diástole viene, el estadio del Real Madrid ha bombeado sangre blanca por la Copa de Europa y ha sido escenario y testigo de algunas de las más increíbles gestas de la historia del deporte. Varias el año pasado, sin ir más lejos. Y al Bernabéu regresaba precisamente el Chelsea, una de las víctimas de ese Real Madrid que resucita sin palas cuando está clínicamente muerto.

Ancelotti, picado en la víspera con quienes no le consideramos precisamente el Stajánov de los banquillos, recuperó a varios de sus intocables para componer una alineación sin sorpresas. La misma que goleó en el Camp Nou hace una semana y muy similar al once con el que conquistó la pasada Champions. Sin Mendy lesionado ni Casemiro emigrado y con Camavinga de lateral zurdo, Fede Valverde en el medio y Rodrygo arriba. Un once atrevido con menos músculo que si hubiera entrado el defenestrado Tchouaméni pero con más peligro arriba.

Enfrente un Chelsea que ha quemado billetes en enero sin resultado alguno. Todd Boehly, el jeque a la americana que se quedó con el imperio Abramovich, ha simulado aquel plan E de Zapatero o los bonos-chorrada de Sánchez y ha servido para lo mismo: para tirar el dinero. Se plantaba en el Bernabéu con Lampard como cuarto inquilino del banquillo esta temporada. Y más blindado que el papamóvil. Tres centrales en defensa de cinco, tres centrocampistas de puro músculo (Kanté, Kovacic y Enzo Fernández) y sólo Joao Félix y Sterling arriba.

Tras unos prolegómenos cargados de guiris tratando de echarse al coleto toda la cerveza de Madrid, nos dieron las nueve y empezó el fútbol. Y lo hizo con susto para el Real Madrid y de los gordos. Una pérdida estúpida en el centro del campo provocó que Kanté viera el desmarque de Joao Félix, que se plantó mano a mano ante Courtois perseguido por Militao que intentó cerrarle. El luso se sacó un disparo raso y centrado que sacó el portero del Real Madrid bajo los palos.

Asusta el Chelsea, pega el Madrid

El Madrid había salido despistado y sus pérdidas en el medio sembraban el caos en el Bernabéu. Menos mal que raudo la pidió Vinicius para cargar a Fofana con la primera amarilla. Le encaró y el central del Chelsea sólo pudo ir al bulto. Dos minutos después compensó el colegiado con una amarilla a Camavinga por una falta a Sterling que no merecía tal.

El partido lo manejaba el Real Madrid. Y lo manejaba mal. Imprecisos con la pelota y lentos y descolocados en el repliegue, sus movimientos daban la razón a quienes consideramos que Ancelotti no tiene al equipo trabajado y facilitaban el sencillo plan del Chelsea: replegarse y correr. Hubo que esperar al minuto 12 para encontrar el primer tiro a puerta de Benzema tras una buena pared con Vinicius dentro del área.

Pero el Madrid seguía jugando al paso. Pero al paso de Semana Santa, cimbrándose y manoseando la pelota con los pies. Por lo menos espabilaron en la presión y recuperaban rápido la pelota. El Chelsea ya sólo defendía y retrocedía. Se empezaba a mascar el gol del Madrid. Llegó en el 21 cuando Carvajal, en su primera incorporación, la puso templadita al área. Allí estiró Vinicius la pierna como si fuera Nureyev y punteó ante Kepa, que repelió el tiro y la pelota le llegó a Benzema, que remachó en gol.

No había terminado el Bernabéu de celebrar el 1-0 cuando apareció la mano incorrupta de Courtois para evitar el 1-1. Fue un remate a bocajarro en el primer palo de Sterling, que le ganó la posición a Militao, y el meta belga volvió a agigantarse con su túnica de salvador. En pleno vértigo de partido respondió el Madrid con una contra sideral de Vinicius, que definió con una buena vaselina ante Kepa. Tiago Silva la sacó bajo palos.

El partido pasó a ser del Madrid, que encerró a un Chelsea bloqueado. Entre Kepa y Koulibally sostenían a su equipo. Rodrygo primero y Benzema después dispusieron de sendas oportunidades superada la media hora. Vinicius, efervescente, ubicuo y agitador, espoleaba a un Bernabéu entregado al muchacho. La mejor noticia para los blues era la cercanía del descanso. Que llegó al Bernabéu sin añadido y con el 1-0 que le sabía poco al Madrid.

Del intermedio regresamos con el Chelsea algo más estirado. Malo y bueno para el Real Madrid, que tenía más espacios a su espalda para correr. Y a la carrera precisamente de Vinicius, por supuesto, llegó la primera ocasión en los pies de Modric, que recibió la asistencia de Benzema y buscó la escuadra. Su disparo acarició el travesaño por fuera.

Cucurella calentaba en la banda para ser el primer cambio del Chelsea cuando Koulibally se echó al suelo lesionado. Lampard mantuvo la decisión y metió al lateral español. Los blues pasaban a jugar con defensa de cuatro. El Real Madrid necesitaba una marcha más para encontrar el segundo que le permitiera viajar algo más tranquilo a Stamford Bridge.

El Chelsea se queda con diez

Fue entonces cuando apareció Rodrygo para correr un pase de quarterback de Fede Valverde. El brasileño aceleró y aceleró y Chilwell no tuvo más remedio que agarrarle. Era una roja de manual, como un piano, así que el Chelsea se quedaba con diez a la hora de partido. Lampard metió a Havertz por un irrelevante Joao Félix, invisible, intrascendente, desaparecido, y a Chalobah por Sterling. Volvía a la defensa de tres centrales.

El Real Madrid olió la sangre, sobre todo Vinicius, que se echó al equipo a la espalda. Ancelotti, como siempre, se pensaba los cambios. Hizo de golpe dos como los petisuis. Asensio por Rodrygo y Rüdiger por el amonestado Camavinga. Alaba pasaba al lateral zurdo para aprovechar su profundidad y generar dos contra uno con Vinicius.

Asensio tardó menos de dos minutos en hacer lo que mejor sabe: asomarse a la frontal del área, armar su zurda y aprovechar una asistencia de Vinicius para hacer el segundo. Kepa se tiró bien e incluso llegó a tocar el balón, pero no evitó que el disparo de Marco acabara en gol. Lo celebró por todo lo alto y se gana la renovación gol a gol.

Y pudo hacer otro dos minutos después en una jugada calcada pero en el otro pico del área. Esta vez su disparo se marchó desviado por poco. El Real Madrid había tocado a rebato y tenía diez minutos más el alargue para sentenciar la eliminatoria. Ancelotti metió a Ceballos por Modric para el último empujón. Luego a Tchouaméni por Kroos, que se había marcado un partidazo épico.

El Real Madrid apretó hasta el final. Benzema desperdició una ocasión clamorosa para hacer el 3-0 tras un magnífico centro de Alaba que había despejado Kepa. En la siguiente ocasión fue Rüdiger el que abortó bajo palos el gol de Havertz tras una pifia de Militao. Fue la ocasión que abrochaba el partido con el 2-0 a favor del Madrid. Medio trabajo está hecho y habrá que refrendarlo en seis días en Stamford Bridge.

 

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