Carlos Henrique Casemiro es un ejemplo de perseverancia. El brasileño fue sin duda el hombre del partido en el José Zorrilla (0-1). Su tanto significó mucho para el Real Madrid, por la situación interna del equipo con numerosas lesiones, por la proximidad con los octavos de Champions League ante el Atalanta en Italia y por la oportunidad que se le brindaba esta jornada al equipo de seguir recortando puntos al Atlético de Madrid, que está solo a tres puntos de distancia por el título de la Liga Santander.
Casemiro es actualmente el segundo pichichi del equipo esta temporada sólo superado por un Karim Benzema en el que recae prácticamente toda la responsabilidad este curso del gol. El brasileño logró su sexto gol esta temporada ante el Valladolid, el quinto en la Liga Santander –el otro lo logró en Champions ante el Borussia Monchengladbach–. De hecho, en estos momentos es el máximo realizador del campeonato con la cabeza, igualando con su tanto a un Youssef En-Nesyri enrachado con el Sevilla.
El dato dice mucho de la presencia y efectividad del brasileño en el área, su impacto ante la defensa rival. Lograr cuatro goles con la cabeza en un equipo en el que convive con Sergio Ramos, otro de los talentos aéreos del fútbol europeo, ensalza más si cabe lo heroico del brasileño cuando pisa el área y llega a zona de remate.
La capacidad del pivote de ser también un llegador, le convierte en un activo importantísimo en los esquemas de Zidane. No solo por su alta capacidad para correr hacia atrás y de lado a lado para bascular en cada costado, robar la pelota o lanzar al equipo al contragolpe, sino también para llegar hasta el área cada vez que vuelcan el juego a uno de los extremos y sirven una pelota al punto de penalti. El factor Casemiro lleva desde 2015 siendo capital en el Real Madrid y cada año va aumentado su importancia, rol y leyenda a sus 28 años.
Prácticamente todo el peligro que generó en Pucela el Real Madrid, salvando los tantos en fuera de juego de Mariano, fueron ocasiones de Casemiro. Tres testarazos previos al gol tuvo el brasileño ante los blanquivioletas. Siempre que el balón fue a su zona, el 14 blanco se las ingenió para zafarse de su marca, ir al remate y anticiparse a cualquier testa local para impactar primero el esférico. Las tres primeras no pudo encontrar portería. Uno por encima del larguero, otro rozando el poste… Pero el cuarto remate sería inapelable.
El balón de Kroos tiene mucho que ver, también cómo ataca Casemiro la zona de remate, que se adelanta un metro y va a por la pelota mientras el defensor del Valladolid esperaba que el esférico llegara a él. Masip, que había estado muy atento todo el partido, no pudo hacer nada ante la llegada del brasileño en el segundo palo que salía por encima de una maraña de futbolistas que se había acumulado en esa zona. La pizarra de Zidane y Kroos funciona. «Hay que estar para rematar. El mérito es de Kroos, que siempre la pone bien. He tenido tres oportunidades y la metí a la tercera. Nosotros creemos en la Liga, quedan muchos puntos», expresaba el brasileño en la zona mixta tras el partido en Pucela.
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«Impresionante la lucha y la entrega de este equipo. ¡A por más!», decía el brasileño poco después de sumar los tres puntos en Liga y acortar distancias con el Atlético de Madrid en sus redes sociales. Su gol tiene la firma de ese zarpazo dado al líder y como acortan diferencias en lo más alto de la clasificación. El Barça también tendrá la oportunidad este domingo de coquetear con esa mínima distancia de tres puntos ante los colchoneros una vez que recupere el partido aplazado –siempre y cuando lo haga con victorias–.
Hablando del Barça, también como curiosidad, Casemiro lleva esta temporada tantos goles con la cabeza (4) como todo el Fútbol Club Barcelona en lo que va de competición. No es el cuadro blaugrana un equipo en el que destaque el físico, ni en kilómetros recorridos ni en centímetros de altura –algo que quedó evidenciado ante el Paris Saint Germain–, y que se ve también recalcado con su estadísticas de goles de cabeza. Griezmann, Pedri, Messi… ni si quiera Braithwaite cumple con esos cánones de grandes rematadores aéreos que le pueden presuponer a cualquier equipo. Los culés juegan otras bazas.