Para comprender la situación ha que retroceder cuatro meses en el tiempo. A mediados de enero, el Real Madrid recibía al Celta de Vigo en octavos de final de Copa del Rey cuando el Santiago Bernabéu emitió su veredicto. «Con el 14… Aurélien Tchouaméni», se escuchó por megafonía al cantar la alineación del equipo blanco. Y la respuesta, contundente, de la afición madridista fueron abucheos y silbidos.
Era el segundo tomo de un dictamen germinado durante el calentamiento, cuando el francés recibió su primera pitada de la noche al saltar a estirar. Tchouaméni ha estado en entredicho por la parroquia blanca tras actuaciones irregulares, no así para un Ancelotti, cuya confianza no se ha mermado pese a la crítica social y pese a la inusual posición del francés cuando se ha desempeñado de central de emergencia.
«No hay dudas, defensivamente es fundamental», tenía claro el técnico italiano. Su retroceso al eje de la zaga duró varias semanas por las lesiones de Militao y Alaba, y lo cierto es que a Tchouaméni le costó entender las demandas de la posición. Mantuvo su fluidez en la circulación de la posesión y un buen juego, pero la falta de velocidad y contundencia sacaba a la luz los problemas. «Es fundamental», repetía Ancelotti cuando le preguntaban por Tchouaméni.
El galo ha sabido lidiar con la presión del feudo más exigente. Incluso Cristiano Ronaldo recibió alguna pitada, casi nada. Saber gestionar esa situación condiciona el porvenir del jugador y Tchouaméni tomó una dirección que el tiempo ha certificado como correcta. «Escucho los pitos, pero para mí lo importante es trabajar y estar centrado, no lo que dicen. Tengo que trabajar y mejorar», reflexionó el francés.
Dicho y hecho. Crecimiento y más crecimiento desde el partido contra el Celta de Vigo. Tanto de central como de pivote. En la ida de los octavos de final contra el Atlético de Madrid fue clave en la construcción y en la salida de balón. Registró un 96% de éxito en los pases (86/90) y no perdió duelo alguno. Repitió actuación contra el Rayo, 92% de sus pases (48/52) acertados, ganó el 60% sus duelos e interceptó cuatro balones.
Y también se ha prodigado ofensivamente. Gol clave contra la Real Sociedad para forzar la prórroga en semifinales de Copa y cabezazo en La Cartuja para remontar la final contra el Barcelona, aunque posteriormente Ferran y Koundé enterraron al equipo blanco. De hecho, Tchouaméni fue una de las pocas noticias positivas para el Real Madrid de aquella final. Fue creciendo a medida que avanzaba el partido. Físicamente se muestra óptimo y, al fin, ha respondido a la confianza de Ancelotti.