Estaba llamado a ser uno de los protagonistas de este Clásico en el Camp Nou, ya que podría ser el último que disputara en su campo y porque, pese a ser el máximo anotador en la historia de los Clásicos, Leo Messi arrastraba 900 días sin perforar la portería blanca. Pero el de Rosario, aunque participó en el tanto del empate, no pudo evitar el asalto del Real Madrid al Camp Nou (1-3), que le dejó apático y sin gol.
Titular indiscutible, Leo Messi saltaba al césped para tomar una posición más retrasada a la habitual, por detrás esta vez de Ansu Fati. El argentino, con más libertad de movimiento, se mostró participativo desde el principio, asociándose con sus compañeros. Fue clave en la jugada de la que nació el gol del empate (1-1), con una rápida reacción al tanto inicial de Valverde. Messi puso un balón colgado buscando el desmarque de Jordi Alba y éste, desde la banda, dio el pase de la muerte a Ansu Fati, que no perdonó ante Courtois.
El primer disparo del argentino a la portería del Real Madrid llegó en el minuto 18, con susto incluido. Casemiro intentó frenarlo y el delantero pisó mal, por lo que su disparo, ya trastabillado, no supuso problemas a Courtois, pero sí en su tobillo, lo que generó preocupación en el Barcelona. Griezmann, descartado por segunda vez por Koeman, salió a calentar por si acaso, pero el de Rosario pudo seguir en el partido. Al brasileño le costó la amarilla.
El 10 azulgrana no tardó en generar de nuevo peligro en el área de Courtois. Messi dejó un detalle de calidad ante Ramos, pero el guardameta belga estuvo rápido de reflejos para despejar por abajo el tiro del argentino. Y de nuevo, hubo un duelo en el área con Casemiro, que acabó con el capitán culé en el suelo, pero en una acción no punible, como constató también el VAR.
Sigue reñido con el gol
En la reanudación, volvimos a ver al Messi asociativo de la primera parte. El ritmo de juego del Barcelona se aceleraba cuando el balón llegaba a las botas del 10, también clave a la hora de atraer rivales y liberar a sus compañeros, como en una ocasión en la que Coutinho tuvo el 2-1. Sin embargo, fue el penalti marcado por Sergio Ramos el que hizo moverse el luminoso, con lo que urgía más el liderazgo de Messi, el jugador más letal en la historia de los Clásicos.
El buen trabajo defensivo de los blancos hizo que abortara cualquier intento de ataque por parte del argentino, incluidos dos lanzamientos de falta en el último cuarto de hora y un contraataque en el descuento ante Ramos. Ha podido ser el último Clásico de Messi en el Camp Nou -ya veremos si la Copa o la Champions nos depara un nuevo choque-, y aunque son estos partidos los que sacan la chispa del argentino, este volvió a irse sin marcar en un Clásico. Y ya van seis.