Luka Modric volvió a demostrar su condición de jugador histórico de la Champions League en un día legendario del mejor club de la competición. El Real Madrid da gracias por tener a un centrocampista de absoluto talento y jerarquía, una ascendencia que demuestra dentro del terreno de juego y también fuera de él.
Las cámaras de la televisión del club captaron la retirada del césped de Modric, el camino a vestuarios y su quedada con los compañeros dentro de este. Luka fue felicitando a todos, uno por uno, con comentarios personalizados y un común entre ellos, la locura a la que le había llevado una de las mejores victorias de su carrera deportiva, ahí es nada.
Luka se ‘comió’ a Vinicius y Camavinga en repetidas ocasiones, abrazó emotivamente a Lunin y a Rodrygo, se encontró con su inseparable Toni Kroos, calmó los dolores de Nacho y no dudó en saltar, cantar y bailar con los utilleros del Real Madrid, demostrando que Modric es para todos y que dentro de su aura de estrella hay un carácter distendido que siente el madridismo como aquel que lo ha mamado desde la cuna.