Iker Bravo será jugador del Real Madrid en las próximas horas tras el acuerdo alcanzado ente el club blanco y el Bayer Leverkusen, equipo por el que firmó el pasado año tras una vida entera en La Masía. El ex canterano del Barça, pese a sus años en el club culé, es un reconocido fan de Cristiano Ronaldo y vive con pasión cada convocatoria con España, emocionándose cada vez que defiende la camiseta de su país y escuchando el himno.
En el verano de 2021, Iker Bravo ponía punto y final a una larga formación como jugador del Barça. Se había criado defendiendo los colores blaugrana y ahora decidía aceptar el reto de salir al extranjero para jugar en Alemania, en el Bayer Leverkusen. Pero un año más tarde y tras muy buenos papeles tanto con su club como con la categorías inferiores de España, la sub 17, donde es uno de los capitanes, acoge la llamada del Real Madrid para aceptar un reto mayor con el Castilla de Raúl González.
Pero tras dejar el yugo culé, Iker Bravo se ha liberado. En la última Euro de la categoría, el jugador celebró uno de los goles que logró con España con la clásica celebración que habituaba Cristiano Ronaldo y que comenzó a hacer cuando aún defendía los colores blancos. Un gran salto con media vuelta para caer con los brazos tensionados hacia abajo al grito de «¡siiiuhh!! Un icono, algo que emula el ahora madridista con sus goles. De hecho, en sus redes no oculta ese gesto. «Como mi ídolo Cristiano», decía en una de ellas.
Ver esta publicación en Instagram
Bravo es también un apasionado de la Selección Española que ahora defiende con gran orgullo. En una entrevista reciente en los micrófonos de Radio Marca, el 10 de la Sub-17 confesaba que se emociona con el himno: «Siempre que escucho el himno se me pone la piel de gallina. Jugar con España es siempre un orgullo, siempre daré lo máximo. Recuerdo cuando vi los grandes éxitos de nuestra selección, cuando marcó Iniesta la lié parda y eso que era un niño. Cuando llegamos al Mundial 2014 me llevé una buena decepción, pensé ‘¿Pero nosotros no ganábamos siempre’».
En esa misma intervención, el joven se reconocía como cristiano practicante, aunque le costó en Alemania: «Siempre rezo, Iasías 40:31 es una parte de la Biblia que tengo muy marcada donde dice que Dios que te da fuerzas si crees en él. Mi abuela era cristiana y he guardado eso de ella. La religión es algo que ayuda y me da mucha calma. Ejerzo en mi casa, en Alemania no sé donde ir, así que rezo en mi propia casa».
También es un jugador supersticioso, que siempre juega con un chicle los partidos, una manía que comenzó para evitar unos continuos vómitos que tenía de pequeño: «Uso siempre, ahora que estoy hablando y también cuando juego. De pequeñito vomitaba y he conseguido remediarlo con un chicle, solo uno por mitad, en el descanso lo cambio. Es una especie de superstición. Siempre es el mismo sabor, el de menta y hierbabuena. Si se me olvida, haré un mal partido (entre risas). Cuando tengo que hacer un sprint, me lo muerdo y alguna vez he tenido un susto».