Las directivas de Real Madrid y Barcelona se verán las caras en el palco de honor del estadio Santiago Bernabéu en la previa del Clásico que enfrentará a ambos clubes este domingo a las 16:15 horas. El almuerzo está fijado a las 14:30 horas y no será en el restaurante Zalacaín, como suele ser costumbre, por lo pronto que se celebra el choque. Este encuentro, donde se espera que reine la cordialidad, será la primera vez en la que ambas directivas se vean las caras tras una serie de capítulos que han dañado las relaciones entre ambas entidades.
El Real Madrid, con Florentino Pérez a la cabeza, ha intentado tener la mejor relación posible con un Barcelona a la deriva y en grave crisis económica. El propio máximo mandatario blanco nunca ha ocultado que ambos transatlánticos del fútbol español deben ayudarse, pero en los últimos tiempos han comprobado que tratar de tender lazos con el club que dirige Joan Laporta es imposible.
Joan Laporta no ha dudado en atacar al Real Madrid de manera injustificada, diciendo que «si no hay una mano blanca en el arbitraje, se le parece mucho». Curioso que esto lo diga el presidente, cuyo club ha pagado durante casi dos décadas al vicepresidente de los árbitros. Esto fue respondido por Courtois en sala de prensa en la previa del encuentro contra la Juventus.
Hay malestar en la entidad madridista por los constantes ataques de Laporta, cuando lo contrario no sucede. Además, este encuentro llega tras la cancelación del partido que la Liga iba a organizar en Miami y que iban a disputar Villarreal y Barcelona. El Real Madrid ha mostrado toda su oposición a este encuentro, expresando su indignación a todos los estamentos posibles y, finalmente, presionando hasta que los organizadores del mismo han claudicado. La entidad blanca siempre se ha mostrado contraria a un partido que adulteraba la competición.
Esta cancelación afecta notablemente a la economía de un Barcelona que, según Laporta, iba a recibir un dinero de la Liga por dicho encuentro, el cual habría servido para paliar las pérdidas por los retrasos en las obras del Camp Nou. Con este clima, mucho más tenso que en el pasado, ambas directivas se verán en el Bernabéu.