El Real Madrid y, sobre todo, Carlo Ancelotti tienen un dilema con Casemiro. El mediocentro del conjunto madridista afronta la quinta jornada de la Champions League con dos tarjetas amarillas o, lo que es lo mismo, apercibido de sanción. El brasileño será casi con seguridad titular en Tiraspol ante el Sheriff, donde podría ver la tercera cartulina que le impida estar frente al Inter en la última jornada, en la que se jugarían la primera plaza del grupo, o arriesgarse a verla en los partidos venideros de la máxima competición, lo que le llevaría a no disputar uno de los encuentros de las eliminatorias.
El conjunto blanco se juega cerrar su pase a octavos de final en Moldavia, ante el Sheriff. Después de la derrota en el Bernabéu ante el modesto debutante de la competición, los madridistas se ven en disposición de poder clasificarse. Para ello deberán imponerse y, si el Inter no gana al Shakhtar, certificarían la primera plaza del grupo. Pero la lógica invita a pensar que los italianos ganarán y acudirán a Madrid a jugarse el ser campeones de grupo, lo que pone a Casemiro en un auténtico dilema.
El brasileño podría provocar una tarjeta que le llevaría a limpiar su historial de amarillas de cara a las eliminatorias y no estar en el partido correspondiente a la última jornada de la fase de grupos. Un duelo decisivo, que debería ser clave para definir el nivel del rival en los octavos de final. La diferencia entre ser primero o segundo esta temporada puede ser muy importante, por lo que Casemiro sería fundamental de cara al partido ante los neroazzurri.
Si no ve la cartulina amarilla, el pivote madridista estaría en el Bernabéu ante la escuadra italiana. Sin embargo, podría meterse en un problema aún mayor. Y, es que, no pasaría limpio a las eliminatorias, arriesgándose a perderse cualquiera de los partidos que restarían hasta unas eventuales semifinales.
Las tarjetas se acumulan en la máxima competición durante la primera fase y las dos siguientes, es decir, octavos y cuartos. Hasta entonces, Casemiro correría el riesgo de perderse cualquiera de los partidos que podrían disputar los blancos si continúan avanzando en la competición. Por lo que las dudas son más que evidentes. Si la ve ante el Sheriff, se pierde el partido que decidirá la dificultad del rival de octavos y, de lo contrario, podría verla ante el Inter o en cualquiera de los siguientes encuentros, teniendo que cumplir sanción en los partidos a vida o muerte que se presentan a partir de febrero.
Si fuerza, riesgo de doble sanción
Además, en el caso de Carlos Casemiro, provocar una tarjeta frente al Sheriff de Tiraspol podría suponer una doble sanción. El jugador está apercibido y, si considera que sería mejor ver la cartulina para perderse el partido ante el Inter, la UEFA podría ponerle un encuentro más de sanción. No sería la primera vez que le sucede a un jugador del Real Madrid y, viendo la tensa relación entre el organismo presidido por Ceferin y el club, no sería extraño que hicieran lo posible por perjudicar al conjunto blanco.
En el pasado, la entidad fue castigada a consecuencia de las tarjetas amarillas forzadas por sus jugadores para limpiar su historial. El último precedente fue el de Sergio Ramos, en la temporada 2018-19. Entonces, el jugador forzó en la ida de octavos ante el Ajax, cuando los blancos ganaban 1-2, para perderse la ida y estar limpio en cuartos de final. Además de ese encuentro de sanción, la UEFA entró de oficio y le metió un partido más que cumplió la temporada siguiente, al quedar eliminados en la vuelta, donde cayeron por 1-4.
No fue la primera vez que el central fue castigado por un motivo similar. En la temporada 2010-11, el Madrid cerraba también en Ámsterdam su clasificación como primero de grupo, en la quinta jornada. Entonces, Mourinho utilizó a Dudek –portero suplente– para que fuese a darle instrucciones a Casillas y que el propio Ramos y Xabi Alonso forzasen las tarjetas. La UEFA en ese caso multó a todos los implicados con una cuantía económica que fue desde los 5.000 euros a los 40.000 del técnico, al que además le dejaron un partido en la grada. Además, el club tuvo que abonar 120.000 euros de sanción.