Champions League: Bayern-Real Madrid

Vinicius quiere otra Champions

Un doblete de Vinicius permitió al Real Madrid irse del Allianz con un empate que deja la eliminatoria abierta para la vuelta en el Bernabéu

El Bayern remontó en cuatro minutos de vértigo el gol inicial del brasileño pero el Real Madrid se repuso en un buen final de partido

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El Bayern y el Real Madrid igualaron a dos con doblete de Vinicius.

Un doblete de Vinicius permitió al Real Madrid salir vivo del Allianz después de que el Bayern remontara en un pispás el gol inicial del brasileño. Los de Ancelotti, que tenían el partido bajo control, tuvieron que apretar en la recta final del partido para igualar los goles de Sané y Harry Kane. El Bernabéu dictará sentencia dentro de ocho días para saber quién será el finalista.

Bayern-Real Madrid, semifinal de la Champions. Primer asalto. Casi nada. El partido más grande por palmarés, historia, pasado, presente y futuro que se puede dar en el fútbol europeo y con ración de vuelta en el Bernabéu. Pero para llegar a esa batalla había que sobrevivir primero al Allianz, uno de esos coliseos de los que sólo salen vivos los valientes.

No lo fue tanto Ancelotti al elegir el once del Real Madrid. Sentó a Camavinga para meter a Nacho de central y blindar el centro del campo con Tchouaméni, cemento armado para sostener las acometidas del Bayern que suele atacar como una ola, que cantaba Rocío Jurado. No había novedades en el resto del equipo, porque Carletto se fía de los que se fía y el partido no era como para ponerse a hacer experimentos.

Jugaba Lunin, quién sabe si su último partido de titular en esta Champions, y por delante le protegían Lucas Vázquez, sustituto de garantías de Carvajal, Rüdiger, Nacho y Mendy. En el centro del campo, junto al citado Tchouaméni, formaban Kroos y Valverde, con Bellingham liberado para atacar el área. Arriba, por supuesto, los dos brasileños. Vinicius y Rodrygo.

Enfrente el Bayern que hasta en su peor año siempre es el Bayern. Tuchel, que no seguirá el año que viene, sentaba a Upamecano, Davies y Gnabry, habituales titulares en el equipo bávaro, y metía en el once a Müller, uno de esos futbolistas que se pasó el juego hace años y que ahora más parece vivir del pasado que del presente. La gran amenaza del Bayern, con todo, la representaba ese tridente integrado por Leroy Sané, Musiala y, cómo no, Harry Kane, el delantero que pidió Ancelotti para suplir a Benzema y que el Real Madrid ni quiso ni pudo comprarle.

Nos dieron las nueve. Había sonado el himno de la Champions. Rugía el Allianz Arena. Al lío. Salió el Real Madrid igual que en el Etihad: dispuesto a presionar. La respuesta del Bayern pudo ser dramática para los blancos, pero Lunin salvó un gol cantado en el mano a mano con Sané después de que Harry Kane le tirara una pared que era un pase de pecho. Pues nada, susto para empezar, así a los 40 segundos. Pero no muerte. El ambiente era sobrecogedor.

Aprieta el Bayern, marca el Madrid

Dos córners seguidos sembraron el terror en el madridismo y el enfado en Ancelotti. Apretaba el Bayern mientras que el Real Madrid repetía el plan de Rodrygo por la izquierda y Vinicius y Bellingham alternándose en la posición de nueve. A los 7 minutos otra vez avisó Sané tras un despiste de Tchouaméni. Por suerte su disparo se fue al cielo de Múnich. Luego fue Harry Kane el que estuvo a punto de marcar el gol de Pelé desde el centro del campo. Igual que el brasileño, se quedó en gol interruptus.

A los once minutos de nuevo el Bayern se asomó al área de Lunin. Esta vez fue Musiala quien culminó arriba una buena jugada coral mal defendida, como casi todas, por el Real Madrid. Kane jugaba a sus anchas en plan Benzema. Una pared por aquí, un pase filtrado por allá, un regatito, un tiro venenoso. Resistía el Real Madrid casi sin inmutarse. Sólo Ancelotti parecía más nervioso que Pedro Sánchez con los jueces.

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Vinicius marca el 0-1 en el Bayern-Real Madrid. (Getty)

Tardó 20 minutos el madrid en comparecer en el Allianz, pero cuando lo hizo fue para matar. El pase de Kroos fue de una belleza inenarrable. Vio el agujero negro en el centro de la zaga del Bayern, el desmarque de ruptura por el centro de Vinicius y trazó una asistencia inimaginable desde su propio campo. El brasileño aceleró, se plantó ante Neuer y le batió de primeras como si fuera el mismísimo Cristiano Ronaldo. Fue un gol de una precisión quirúrgica que silenció el Allianz.

El gol dejó sonado al Bayern y el Real Madrid entró en una posesión perpetua. Dominó la pelota ante olés en la parte española de la grada del Allianz, que la había. De repente aparecieron Vinicius y Rodrygo. Sufrían los bávaros con espacios por defender a sus espaldas. Y Kroos gobernaba el partido con una autoridad insultante y la elegancia de un traje de Armani. Es tan bueno que no debería retirarse nunca.

Iguala Sané

El Bayern estaba tocado pero convenía no darle por muerto. Tuvo la oportunidad de resucitar en el 40 con una falta clamorosa de Nacho sobre Musiala en la frontal. No la aprovechó. La falta directa la ejecutó, tras cónclave entre varios del Bayern, Harry Kane, que buscó el lado de Lunin, pero su disparo se marchó desviado por poco. Una parecida tuvo el Real Madrid unos minutos después, pero la barrera se interpuso en el disparo de Rodrygo. Fue la ocasión con la que nos fuimos al descanso con el valiosísimo 0-1 en el marcador del Allianz.

La respuesta de Tuchel fue meter a Guerreiro por Goretzka y dejar un único mediocentro para sujetar el mediocampo. No lo logró mucho porque en el 50 Kroos pudo marcar con un tiro desde la frontal que despejó Neuer a mano cambiada. También se gustaba Bellingham, inédito en la primera mitad. El inglés empezó a aparecer entre líneas.

Y cuando parecía que el Real Madrid tenía todo bajo control llegó el 1-1. Lo marcó Leroy Sané, que dribló a Mendy dentro del área y se sacó un disparo seco y violento que se coló por el palo que defendía Lunin. Fue un gol de precisión pero no era imparable. El Allianz entraba en combustión. Y los árboles empezaron a arder tres minutos después cuando Lucas Vázquez cometió el error de derribar dentro del área a Musiala. Turpin señaló el penalti y Lucas asintió. Rüdiger le chivó algo al oído a Lunin. Harry Kane se encaminó hacia el punto de penalti y logró el 2-1.

A Ancelotti le dolía la mandíbula de mascar chicle y la cabeza de ver cómo su equipo había dilapidado en tres minutos la ventaja que había conseguido en 60. Porque el Bayern en eso es como el Real Madrid: si te despistas, te mata. Reaccionó bien el equipo de Ancelotti, que se subió en la pelota para buscar el empate. Avisaron Rodrygo y Vinicius pasado el 60. Carletto no aguantó más y metió a Camavinga por Nacho. Otra vez Tchouaméni al centro de la defensa.

El Bayern había olido la sangre y pudo hacer el tercero si la pierna de Rüdiger no se hubiera cruzado en el camino de Harry Kane. Y luego Lunin atrapó el cabezazo a placer de Dier. Sufría el Madrid y nadie parecía querer la pelota. Camavinga había salido con el cable cruzado y el mosqueo de haber sido suplente y no daba una. Sólo Kroos patroneaba en precario a un equipo a la deriva. En el 75 entraron Modric y Brahim por Kroos y Bellingham.

El Real Madrid empezó a ser un descalzaperros táctico. Que si Modric de mediocentro, que si Brahim de falso nueve, que si Fede Valverde de extremo. Pese a ello la tuvo Vinicius en el 78 tras un genial pase de Modric. El brasileño, que tenía solo a Brahim, pecó de chupón y disparó al muñeco del meta internacional alemán.

En el 81 Min-Jae devolvió la de Lucas Vázquez y derribó a Rodrygo dentro del área. Fue un penalti clamoroso que nadie protestó. Vinicius ejecutó el lanzamiento ante la pitada coral del Allianz. Marcó con seguridad y suficiencia y volvió a igualar el partido. Al Real Madrid sólo le quedaba aguantar el empate en los minutos finales para llevar la eliminatoria igualada al Bernabéu.

Agotó las ventanas Ancelotti con su cuarto cambio: Joselu por Rodrygo. También en el 86 metió Tuchel a Alphonso Davis, castigado por querer irse al Real Madrid, por Sané. Apretó el Bayern, resistió el Real Madrid y concluyó la ida de semifinales con un 2-2 que deja todo abierto para la vuelta en el Santiago Bernabéu dentro de ocho días. Pero esa ya será otra historia.

Y se la contaremos, Dios mediante.

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