Cuatro días después de que el Real Madrid se quedara al borde del abismo en la Champions League, Zinedine Zidane y sus hombres se la jugaban en el Sánchez-Pizjuán. El Sevilla no era precisamente el mejor rival al que visitar para despejar las dudas surgidas tras la quinta derrota de la temporada ni tampoco antes de jugarse la vida en la máxima competición. Necesitaban los blancos un cambio general, que abarcara desde la actitud hasta el terreno táctico y el técnico logró encontrar lo que requería el equipo.
Zidane sigue manteniendo de cara a la prensa que su equipo estaba bien y que la línea a seguir es la misma de siempre, pero lo cierto es que lo visto contra el Sevilla no tiene nada que ver con lo que mostraron los blancos ante el Alavés o el Shakhtar. En 90 horas, apenas cuatro días desde que cayeron en Kiev, los madridistas han enseñado su versión más ordenada, solidaria y rocosa.
Tenía deberes el entrenador del conjunto blanco si no quería llegar aún más discutido al partido de Champions y los hizo. Se avecina una semana que apunta a decisiva para los madridistas, con la clasificación para octavos de Liga de Campeones en juego a un sólo partido y el derbi ante el Atlético que les puede apartar de la pelea por la Liga. Sin embargo, tras el encuentro y la victoria ante el Sevilla, las sensaciones no dejan tanto margen al pesimismo como había tras la derrota en Ucrania.
El técnico ha conseguido que sus jugadores enseñen sus garras en un momento decisivo. A ello, se suman varios ajustes que han sido fundamentales para lograr ver un buen Madrid, que ha conseguido sacar la victoria de una plaza nada sencilla, como es el Sánchez-Pizjuán.
Casemiro para dar equilibrio
Zidane apostó ante el Shakhtar por un once más que ofensivo, sin Casemiro en el equipo y el equipo lo notó. Toni Kroos ocupó entonces el pivote, mientras que Ödegaard entró para tratar de generar más de tres cuartos para arriba. Pese a la calidad que tiene el alemán, no tiene la capacidad de sujetar al equipo de la forma en la que lo hace el ’14’ y el equipo acabó partido en dos.
Ante el Sevilla, Zidane se dejó de experimentos. Volvió a presentar en el centro del campo al tridente que tanto le ha dado en estos años y el Madrid fue otro. Casemiro logró equilibrar al equipo, haciendo que recuperaran la solidez y la solvencia al defender. Fueron un equipo más compacto y gran parte de la culpa estuvo en su presencia sobre el césped.
Vinicius para dar profundidad
A diferencia del encuentro ante el Shakhtar, Zidane volvió a confiar en Vinicius. El brasileño se ha mostrado como uno de los jugadores del ataque que más destacados de los madridistas. Su presencia le da algo distinto al ataque del conjunto blanco, a pesar de sus imprecisiones. Ante las dificultades que muestran para generar oportunidades, la entrada de Vinicius se hacía esencial y volvió a ser determinante ante el Sevilla.
El brasileño entró en lugar de Asensio en el once, mientras que Rodrygo ocupaba el extremo en el que habitualmente se desempeña el balear. La propuesta surtió efecto, sobre todo en la primera media hora de partido, en la que los madridistas llegaron con más claridad a los dominios de Bono. Además, Vinicius fue artífice del tanto de los madridistas, al provocar el fallo del meta que acabó dándoles la victoria.
Recuperan la solidez defensiva
Quizás parte de la culpa esté en la presencia de Casemiro, pero lo cierto es que los blancos recuperaron la solidez de la que pecaron ante Alavés y Shakhtar. El Real Madrid se mostró como una roca atrás, evitando que los sevillistas llegasen con gran claridad al área defendida por Courtois. Apenas había huecos entre los jugadores madridistas, que defendieron de forma compacta.
Los de Lopetegui se vieron sin opciones de entrar por el interior, ante las dificultades que planteaba la zaga madridista, se vieron obligados a recurrir a los centros desde las bandas y a los disparos desde fuera del área. En el juego aéreo, los madridistas mostraron su superioridad con Nacho y Varane y Courtois realizó dos grandes intervenciones.
Un equipo motivado y concentrado
Después de las dos últimas derrotas, los blancos sabían que no podían especular si no querían que el Sevilla les obligase a hacer un esfuerzo mayor para remontar. Desde los primeros minutos se les vio enchufados y convencidos de sus opciones de llevarse los tres puntos.
Los madridistas salieron a ganar y desde el arranque fueron en busca de la meta de Bono. Las oportunidades no tardaron en llegar y, aunque el gol se hizo esperar hasta el segundo tiempo, el conjunto blanco no se relajó en ningún momento, sacando una versión más seria y demostrando haber aprendido de los errores de la pasada semana.
