La clasificación para semifinales de la Champions League del Real Madrid tuvo como uno de los grandes artífices a Carlo Ancelotti. El técnico italiano fue fundamental en la ida, donde hizo un planteamiento perfecto para frenar al todavía campeón de Europa, y en la vuelta, cambiando la dinámica del encuentro con sus movimientos. El triunfo espanta momentáneamente los fantasmas que sobrevolaban el Bernabéu sobre su continuidad de cara al próximo curso y, más aún, después de haber eliminado a dos de los entrenadores que se postulaban para sustituirle: Mauricio Pochettino y Thomas Tuchel.
Los éxitos en estas últimas temporadas de ambos entrenadores les ha llevado a ganar peso como futuros técnicos del conjunto madridista. Sin embargo, en las dos grandes pruebas de fuego para ambos, midiéndose esta temporada en la máxima competición al conjunto blanco, han sido ganados por Ancelotti. El italiano se ha reivindicado en el momento clave del curso para firmar dos clasificaciones épicas del club para los cuartos y las semifinales de la Liga de Campeones. Y eso que no llegaban ambas eliminatorias en el mejor momento.
La buena temporada que estaba cuajando el Real Madrid, gobernando con ventaja la Liga y clasificado como primero de grupo en Champions, empezó a torcerse a mediados de enero, cuando después de ganar la Supercopa, llegaron los tropiezos en Copa y en el campeonato doméstico que le llevaron a empañar un curso hasta entonces perfecto. Apuntó a crisis después de caer por la mínima ante el PSG en el primer asalto de los octavos de final, donde la derrota pudo ser escandalosa.
Sobraron 20 minutos mágicos en la vuelta, provocados por el acierto de Benzema y los cambios de Ancelotti, dieron la vuelta a la eliminatoria y dejaron al todopoderoso conjunto parisino fuera de Europa. Era el primer golpe de Ancelotti ante uno de los grandes deseados de los últimos años para ponerse al frente del vestuario madridista. Un Pochettino que ve como su tren pudo pasar definitivamente tras el desplome anímico de su equipo y su inoperancia desde el banquillo.
Después llegaría otro de los rivales más duros del continente, un vigente campeón de Europa que no iba a ponerle las cosas nada sencillas a los blancos. Al frente, un Tuchel que después de construir un equipo sólido en apenas unos meses y llevarle a lo más alto a nivel continental, se ha colocado como uno de los aspirantes a ocupar en un futuro no muy lejano el banquillo de los blancos. De nuevo, el duelo llegaba en un momento de muchas dudas, después de la goleada del Barça en el Clásico disputado en el Bernabéu.
Aún así, Ancelotti volvió a imponerse. Aunque no sin sufrimiento. El italiano ideó un plan para no ser un juguete en manos del Chelsea como sucedió el pasado año en semifinales, en las que el Real Madrid no tuvo nada que hacer. Carletto introdujo el factor Valverde, aportando un extra de energía al equipo que le llevó a cuajar un partido perfecto, llevándose la victoria por 1-3. En el Bernabéu, el empuje y acierto del Chelsea le llevó a tirar de recursos para superar el cruce y alcanzar las semifinales, con Camavinga como protagonista. El plan salió a la perfección y el Madrid alcanzó de nuevo unas semifinales.
En las dos eliminatorias se ha demostrado que la experiencia de Ancelotti es un plus a la hora de medirse a los grandes. El técnico sabe cómo reaccionar ante las adversidades y en situaciones de máxima presión, independientemente de las dudas que haya acerca de su figura. Esta temporada ya ha eliminado a dos de los mejores entrenadores del mundo. Dos técnicos que están en el radar de cara al futuro, pero que este curso han sido incapaces de demostrar sus credenciales en los enfrentamientos directos.