El duelo de líderes de la Liga Endesa no dejó a nadie indiferente. El encuentro entre Iberostar Tenerife y Real Madrid se convirtió en una lucha de poder a poder entre dos colosos que batallaron hasta el final por un triunfo que se llevó el Madrid (85-92), en gran medida, gracias a la actuación de Walter Tavares, un coloso para los rivales y MVP de un encuentro que mantiene al conjunto blanco en lo más alto de la clasificación.
Pablo Laso contaba con las importantes bajas de Gaby Deck y Sergio Llull, que se sumaban a las de Anthony Randolph, baja de larga duración, y su reemplazo, Alex Tyus, que será oficializado en las próximas horas. No era el mejor panorama para viajar a las Islas, frente a un equipo con 14 victorias y sólo dos derrotas, su mejor arranque de la historia en ACB, y que aspiraba a dejar de compartir el liderato con el Madrid para arrebatárselo, en caso de triunfo.
Le faltaban hombres destacados al Real Madrid, pero no su estrella. Walter Tavares ya no sólo es el ancla del equipo blanco, sino también su hombre más destacado. Su físico, sin comparación en el panorama europeo, le permite dominar en ambos aros, y su constante progresión en la inteligencia baloncestística ha hecho el resto. Su tarjeta ante Tenerife abolió toda posibilidad de rebelión de los locales, sumidos en una constante nube negra cada vez que tenían delante al pívot de Cabo Verde, tanto en defensa como en el rebote ofensivo, donde permitió junto a Garuba el dominio del Real Madrid.
Los blancos debían igualar fuerzas, teniendo en cuenta el irreal acierto de Tenerife desde el triple. Los pupilos de Txus Vidorreta enchufaban con porcentajes de un 70% mientras el Madrid se ponía el mono en aro propio y contestaba con casi la mitad de los lanzamientos de larga distancia anotados. El choque se marchaba al descanso con igualdad máxima y ya con la merecida etiqueta de ‘partidazo’.
Arreón de campeón
La segunda mitad debía ser trabajada en los detalles, toda vez que el físico del Madrid caería, así como la inspiración local, por lo que debían abrir otras vías para seguir sumando. Carroll, como tantas otras veces, fue la madridista, en modo desatascador en ataque, y Shermadini hacía lo propio para competir con un Tavares siempre sumando números. Sus 12 puntos y 13 rebotes fueron diferenciales, pero su producción en pista, también en intangibles, va mucho más allá de esos números sobresalientes.
Ya en el último cuarto, Laso optó por darle la alternativa a Laprovittola en el base, en detrimento de un mal Abalde y un Alocén productivo, pero que dio una de cal y otra de arena, sobre todo en el capítulo de pérdidas. Garuba se aliaba con todos en defensa y corría la pista como si fuera un base, y Laprovittola, en los minutos calientes, sacaba a pasear su talento para abrir la diferencia final, siempre con el colchón que supone que Tavares palmee o pueda cazar una y otra vez el rebote ofensivo.