Supercopa Endesa

El Madrid sigue siendo el supercampeón

El Madrid sigue siendo el supercampeón

El Real Madrid sigue siendo el supercampeón del baloncesto español. Por quinta temporada consecutiva, el equipo blanco arranca la temporada con un título después de imponerse al Barça en la final disputada en Sevilla (89-83). Primer día de gloria para Chus Mateo después de un partido con prórroga, decidido por el poderío interior del MVP Walter Tavares (24 puntos y 12 rebotes) y la fulgurante irrupción en el equipo de Dzanan Musa (19 puntos).

La nueva temporada ha empezado igual que finalizó la anterior, con el Real Madrid levantando un título. En una final donde llegó a perder por 12 puntos en el tercer cuarto, Sergio Llull le devolvió la fe a base de mandarinas y Tavares recogió el guante con una monstruosa segunda mitad que elevó su valoración hasta las 40 unidades. El Barça, huérfano del lesionado Nikola Mirotic, no rentabilizó el buen día de Sanli (21 puntos) ni la dirección de Nico Laprovittola (12 puntos y 14 asistencias).

Apenas seis días después de la final del Eurobasket, el primer Clásico de la temporada daba la primera medición de los dos grandes del baloncesto español. Tanto Sarunas Jasikevicius como Chus Mateo habían avisado de que el partido llegaba demasiado pronto, con sus equipos aún en pleno proceso de solidificación, y los jugadores les dieron la razón, cometiendo numerosos fallos que, con total seguridad, irán desapareciendo a menudo que avance la temporada.

En cualquier caso, buen día para comprobar el impacto de las caras nuevas, ninguno como el de Musa en el Real Madrid. El bosnio parece que lleva toda la vida jugando de blanco y cargó con la responsabilidad desde el inicio, aunque fue Sanli el gran protagonista del primer cuarto al sumar él solo los 11 primeros puntos del Barcelona. El turco parecía el único inspirado entre el revoltijo de pérdidas y errores compartido por ambos bandos. Que un tirador como Kalinic fallara tres tiros libres seguidos ilustraba bien lo que se estaba viviendo en San Pablo. 

El primer cuarto moría con leve ventaja del Madrid, pero su caudal ofensivo se cerró de golpe en el segundo. Jan Vesely, seguramente el gran fichaje veraniego el Barça, también conseguía buscarle las cosquillas Tavares y una pillería de Laprovittola permitía a los azulgrana escaparse en el marcador (27-37).

Aprovechando la nueva regla del saque rápido en campo propio, el exmadridista lanzó un pase rápido a Kalinic, que sumó al contraataque. Una nueva regla que va a dar mucho juego esta temporada. Víctima de su falta de puntería, el equipo de Chus Mateo no rentabiliza su voracidad al rebote ofensivo y llegaba al descanso con la misión de remontar (29-37).

Llull electrifica la final

La segunda parte arrancó con la misma tónica, con el Barça más entonado que un Madrid demasiado espeso en ataque. Sanli seguía de dulce y estiraba la máxima renta culé hasta los 12 puntos (29-41). Daba la sensación de que la goma se podía romper en cualquier momento, pero el Real Madrid se agarraba al partido de la mano de Musa, el único que lograba ver el aro con claridad.

El peor momento de los blancos había pasado y el juego se volvía a equilibrar, de nuevo con equivocaciones poco habituales en los dos equipos. Uno de los jugadores más negados era Sergio Llull, pero qué entiende el balear de desaliento. Nada. Irrumpió en el partido con tres triplazos casi consecutivos y lideró un parcial de 15-0 que volteó por completo la final  (55-49). Al Barça se le volvían a aparecer los fantasmas de la última Supercopa, donde desperdició una ventaja de 19 puntos. La desconexión azulgrana era completa.

Cinco minutos se tiró el Barça sin anotar hasta que Sanli, quién si no, rompía la sequía de su equipo, pero Rudy respondía con un triple de los suyos desde más allá del horizonte  (58-51). Los árbitros castigaban la intensidad defensiva del Madrid y a falta de ocho minutos ya sabía que cualquier falta cometida sería penalizada con tiros libres para su rival, un lastre considerable. De esa ventaja se aprovechaba su rival para volver a la carga con un parcial de 0-8 que le colocaba de nuevo por delante (58-59, min.34).

Para afrontar los minutos decisivos, el Madrid perdía a Rudy por una fea caída en la que se dañó la muñeca derecha. Sus gritos de dolor se escuchaban en todo el pabellón. Los puntos caían con lentitud y con tres minutos por jugar la igualdad era absoluta (65-65). La sensación era que ganaría la final no quien más acertara, sino quien menos fallara. Con empate se llegó también a los últimos 60 segundos (69-69) gracias a la intimidación de Tavares sobre Laprovittola, que topaba con el muro africano.

Prórroga y título blanco

Dos tiros libres del pívot y una genial asistencia del argentino para el mate de Tobey dibujaban un escenario propicio para el Madrid: una última posesión de 15 segundos para llevarse el título y la prórroga como premio de consolación en caso de no anotar. La gestionaron mal y desembocó en un triple forzado de Gabriel Deck que se estampó contra el tablero. Habría tiempo extra.

El epílogo de la final se convirtió en un bonito duelo entre Laprovittola y Tavares con apariciones de escuderos como Tobey o Llull. El Madrid llegaba al último minuto con una leve ventaja tras una penetración de Deck que Jokubaitis contestó con mucha calidad (83-83). Yabusele no falló desde el tiro libre y ‘Lapro’ tuvo en sus manos un triple para poner por delante al Barça, pero el aro escupió su intento. Deck tampoco perdonó desde la línea de 4,60 metros y sentenció una final que demuestra que la vida sigue igual sin Pablo Laso.

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