El pasado 27 de abril, las peñas Berserkers y Los ojos del Tigre, las dos agrupaciones que dotan de colorido y decibelios a los encuentros del Real Madrid en el WiZink Center, coincidieron en un reclamo conjunto: «¡Pablo Laso, Pablo Laso!». Su equipo perdía con claridad frente al Partizan de Belgrado en el segundo encuentro del playoff. Ocurrió justo antes de que se desatara la bestial tangana que acabó con casi todos los jugadores expulsados. Toda aquella violencia opacó los gritos nostálgicos de los peñistas e hizo que quedaran en el olvido. Tres semanas después, Chus Mateo le ha dado la vuelta por completo a la tortilla.
«Yo intento desdramatizarlo todo, sé que tengo a mi familia detrás y eso es lo más importante. Trabajo sabiendo que es lo trascendental. Para mí el baloncesto es muy importante en mi vida, pero hay otros cosas». Curiosamente, Mateo no pronunciaba esas palabras tras caer por segunda vez ante el equipo serbio, sino nada más firmar este viernes la clasificación para la final de la Euroliga en Kaunas.
Un mensaje que recuerda al famoso Never too high, never too low (Nunca muy alto, nunca muy bajo) que hizo famoso Ricky Rubio. Mateo tenía por delante la complicadísima tarea de pilotar la época post-Laso y, pase lo que pase este domingo ante el Olympiacos, ya podrá decir que no ha fracasado. Porque jugar disputar la final de la máxima competición europea, incluso aunque la temporada acabe sin un solo título de los grandes, no puede conjugar con esa fea palabra: fracaso.
«El mejor momento es el que está por venir. Ha sido muy excitante toda esta Euroliga, no hemos podido relajarnos en ningún momento y no te da tiempo a pensar. Si tuviera que quedarme con algo, sería cómo luchamos en el cuarto partido en Belgrado para devolver la serie a Madrid. Nadie de fuera creía que pudiéramos ganar. Da mucha satisfacción ver el fruto del trabajo bien hecho. En este deporte tristemente solo cuenta ganar o perder. La cerveza que me voy a tomar después con mi staff va a ser enorme», celebraba el técnico en la sala de prensa del Zalgirio Arena.
Tiene contrato hasta 2024
Lo hacía esbozando una amplia sonrisa, esa que apenas ha dejado entrever durante los casi 80 partidos que su equipo ya lleva disputados esta temporada. Ahora llega el más importante de todos, 40 minutos para que el Real Madrid levante la Undécima y sus aficionados olviden definitivamente a Pablo Laso, que conquistó dos Euroligas como comandante de la nave blanca. ¿Quién podría negarle la continuidad a Chus Mateo si lo consigue?