Después de un inicio esperanzador, con la consecución de la Supercopa Endesa en el primer Clásico de la temporada ante el Barcelona, el Real Madrid de Chus Mateo se ha caído en una crisis que, sin ser aún preocupante, le llega demasiado pronto al primer proyecto del entrenador madrileño. El conjunto blanco suma cuatro derrotas en los últimos seis partidos oficiales, tres de cuatro en Euroliga, y el último tropiezo ante la Virtus de Bolonia de Sergio Scariolo deja patente que el equipo no conecta con continuidad en ataque y no se encuentra en defensa.
Mateo es la cara visible del Año I después de Pablo Laso en el Real Madrid y los resultados no son buenos tras el primer testeo, sobre todo en Euroliga. Las sensaciones tampoco son mucho mejores. «Hemos hecho un partido muy irregular, hemos sacado ventaja, pero la hemos regalado. Nos viene pasando con frecuencia», analizaba Chus en la rueda de prensa posterior al partido con la Virtus, antes de lanzar un dardo a alguno de sus jugadores, sin especificar. «Me marcho con la decepción de que todavía hay alguno que no entiende que tenemos que seguir trabajando en defensa», espetaba el técnico del Real Madrid. Y es que ese, la defensa, es el principal mal del Madrid en estos primeros encuentros de temporada.
Un Real sin defensa
Si analizamos las cuatro derrotas del Real Madrid en lo que va de temporada, las tres últimas, dejando de lado el Clásico de Euroliga, tienen un denominador común: la falta de intensidad defensiva. Más allá de resultados apretados, el equipo merengue se dejó anotar 89 puntos por Olympiacos, 88 por Baskonia –en Liga Endesa– y 95 puntos por una Virtus de Bolonia cuya actividad ofensiva en Europa se limitaba a un máximo de 66 puntos anotados, para una victoria en cuatro compromisos. Especialmente en la segunda mitad, donde el Madrid recibió 54 puntos de los pupilos de Scariolo, se vio el desgaste y la poca coordinación de la defensa merengue, que urge recuperar activos como Goss y Rudy o la mejor versión de Abalde y Hanga.
Finales apretados
El encuentro ante la Virtus representa una trampa, ya que el equipo se dejó ir en el tercer cuarto, con una más que dudosa competitividad, y sólo el arrebato de Deck y de sus compañeros ayudando en el triple permitieron soñar con una remontada frustrada por el temple de Teodosic. En cualquier caso, el tropiezo por tres puntos frente a los boloñeses se suma a las posesiones que no supo gestionar el Madrid para ganar ante Barcelona y Olympiacos, encuentro en el que, igual que frente a Baskonia, el Real no estuvo nada bien en el denominado ‘clutch time’.
La gestión de Mateo
Fue un segundo extraordinario para Pablo Laso, hasta el punto de tomar las riendas en sendas ausencias del técnico vitoriano –coronavirus y problema cardiaco– con máximas garantías y resultados contrastados. Sin embargo, ser el portador a tiempo completo de la dirección de un equipo no es lo mismo que ejercer de sustituto o de asistente y ya hay decisiones de Chus que chirrían dentro de la afición, como el diseño de las últimas posesiones o la escasa afluencia en pista de los fichajes Hezonja y Musa, en correspondencia con su impacto. Mateo tiene trabajo en un lugar donde se le quiere mucho, pero donde no se perdona la falta de resultados.
El caso Llull
Fue cuestionado sobremanera por su partido en el Palau Blaugrana ante el Barcelona, donde se jugó la última posesión y falló. Sin embargo, la cara de Llull había sido buena en el tramo inaugural y esa cara parece haberse perdido. Aunque su tesón le permitió destacar en defensa en los últimos minutos ante la Virtus, Sergi se marchó finalmente sin anotar (0-6 TC) y con un -4 de valoración. Chus Mateo le sigue dando confianza, al igual que sus compañeros, y puede que la solución llegue con su paso al puesto de escolta con el regreso de los lesionados.
La sombra de Laso en el Palacio
De las cuatro derrotas del Real Madrid hasta la fecha, dos de ellas se han producido en casa, en un Wizink Center donde comienza a circular un run run que desemboca en la añoranza hacia el entrenador que elevó hasta cotas insospechadas el nivel del equipo en la última década. Pese a que el respeto hacia Chus Mateo es máximo, Pablo Laso ya no está y eso se nota en el respetable, que debe adaptarse a una nueva situación y no lo hará de la mejor manera si la victoria y el espectáculo no imperan en la mayoría de partidos en el Palacio. Y de momento no lo hace.