Perderse en el mercadillo de Las Dalias, adentrarte en la bonita cueva Can Marçá, contemplar una puesta de sol desde la Torre del Pirata pues aquí el momento en el que el sol se pone tras el islote de Es Vedrá es mágico, tanto como descubrir uno de los chiringuitos de playa con más encanto de Ibiza, El Silencio. Ubicado en el corazón de Cala Molí, reúne sol, playa, buena música y alta cocina. Un lugar que hay que conocer al menos una vez en la vida pues aquí se personifica una Ibiza introvertida, a la que le gusta vivir de día, disfrutar de la noche y deleitarse con una buena gastronomía. Charlamos con el chef tres estrella Michelin Mauro Colagreco al frente de la cocina El Silencio.
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Una versión sofisticada del chiringuito de playa
Rodeado de un entorno de ensueño, El Silencio es una nueva versión sofisticada del chiringuito de playa, diseñado por el estudio de arquitectura Moredesign. Piscina, instalaciones de arte, espectáculos de cabaret, sesiones de DJ… y un restaurante donde la tradición y la alta cocina se fusionan.
El chef argentino Mauro Colagreco ha sido recientemente nombrado embajador por la UNESCO para la biodiversidad por su trabajo de defensa del medio ambiente. Está al frente del restaurante tres estrellas Michelin, Mirazur, en Menton (Francia).
«Obviamente esos éxitos que he tenido la suerte de tocar con Mirazur es algo que estimula siempre, pero no hay que olvidar que uno hace esto por amor a ser cocinero», confiesa Mauro Colagreco que regresa un año más al frente de la cocina de El Silencio. Esta vez ha tratado de trasladar la esencia de su restaurante en Menton, «con una opción más descontracturada, lógicamente, porque no es un restaurante en el que buscamos la complejidad de Mirazur».
Cocina a la brasa
«Mi cocina es puramente de producto. Es decir, una cocina en la que no transformamos demasiado el producto. Buscamos la máxima calidad tanto en un tres estrellas Michelin, como es Mirazur, como un lugar de playa en El Silencio«, señala el chef que para esta nueva temporada ha ampliado la zona de las brasas.
«Cuando estaba en la playa y sentía el aroma de la parrilla, del fuego, del humo… La gente en estos lugares quiere esto, reconfortarse con estas sensaciones«.
Una cocina con una esencia remarcadamente mediterránea con platos como nécora a la brasa, pluma de cerdo ibérico a la plancha o manjares cocinados a la leña como el Saint Pierre a la ligure.
«Nuestra cocina es de mucha ligereza, fresca, con el uso de muchos cítricos. Menton es el pueblo de los limones en Francia. Desde el inicio, hace 17 años, he utilizado siempre los cítricos como una característica de mis platos, buscando una acidez que despierte las papilas«, explica Mauro para indicar que esta peculiaridad siempre se aprecia en sus platos.
Al caer la noche…
«Ibiza ha cambiado mucho y hoy se siente que hay un turismo que no solo viene para hacer la fiesta, sino un turismo que viene a disfrutar de la naturaleza, de los encantos naturales de la isla… Que cada vez tiene más opciones para disfrutarla no solo por la noche, sino por el día en un buen restaurante. Las opciones culinarias son muy buenas y diferentes», puntualiza el chef que por la noche, en El Silencio, se instala en el primer piso con el estreno de un restaurante japonés que se guía por la tradición omasake, con un servicio único de siete tiempos para 30 personas.
«Volver a la esencia es muy importante sobre todo cuando llegas a la cúspide de lo que es la alta gastronomía», concluye el chef.
