Los médicos denuncian la situación «crítica» de las urgencias de los hospitales de Mallorca
SIMEBAL asegura que Son Llàtzer y Son Espases atienden 500 urgencias diarias cada uno
Reclama a la Administración que se dote de los recursos humanos y materiales necesarios
El sindicato médico Simebal ha advertido este lunes sobre la situación «crítica» de los servicios de urgencias en Baleares y ha reclamado a la población que acuda primero a la Atención Primaria «para no colapsar innecesariamente». Además, a la administración le reclama que se dote de los recursos humanos y materiales necesarios «para garantizar una atención segura y digna».
En un comunicado, el sindicato lamenta que «un verano más» los servicios de urgencias hospitalarias y extrahospitalarias de la comunidad sufran «saturación crónica, sobrecarga asistencial y la falta de personal médico» y que sea gracias a la «entrega, vocación y sacrificio» de los facultativos que se sostenga «un sistema cada vez más tensionado».
Por ello, Simebal ha agradecido a todos los profesionales sanitarios de los servicios de urgencias su esfuerzo, así como a los SUAPs y «a la sobresaturada y maltratada Atención Primaria».
En cuanto a la situación de urgencias, indican que la situación actual refleja una falta de previsión, estrategia y planificación por parte de las gerencias sanitarias. «La sobrecarga de trabajo, los tiempos de espera desmedidos, la falta de camas para ingreso, los profesionales agotados y el colapso en urgencias no son fenómenos nuevos. Son problemas crónicos y clónicos que, verano tras verano, se repiten sin que se adopten medidas estructurales efectivas», han remarcado.
Así, lamentan que las urgencias se hayan convertido en una nueva puerta de entrada al sistema sanitario, «mientras la Atención Primaria se desmorona por falta de recursos y profesionales», con lo que, según indican, cerca del 50% de las atenciones que deberían resolverse en Primaria termine en Urgencias.
En concreto, señalan que en Son Espases se atienden entre 450 y 500 urgencias diarias, y hasta 14.000 urgencias al mes. Además, durante el verano el número de pacientes pendientes de ingreso puede superar el medio centenar, y las esperas para subir a planta oscilan entre dos y tres días. «Es inaceptable que haya tanto paciente pendiente de ingreso», han señalado antes de asegurar que esta situación «compromete gravemente la humanización de la atención, deteriora la calidad asistencial y genera un entorno indigno».
Por su parte, Son Llàtzer presenta un 80% de saturación, una media de 300 urgencias diarias, una espera de uno a tres días para ingreso en planta y alrededor de 9.000 urgencias atendidas al mes. Además, añaden que este verano únicamente se ha contratado a una persona de refuerzo. «Nadie quiere trabajar en estas condiciones», indican.
Lo mismo, dicen, ocurre en los hospitales comarcales de Inca y Manacor que también acusan el aumento de la población y la falta de recursos. En el Hospital de Manacor se atienden entre 280 y 300 urgencias diarias, con 15 o más pacientes pendientes de ingreso cada día. Los 12 boxes de atención se encuentran doblados desde hace más de cinco años.
Según explican, de momento Menorca e Ibiza responden mejor a la saturación del verano, las medidas organizativas adoptadas han sido distintas, Menorca no ha cerrado camas y, en ambos hospitales, los tiempos de espera para acceder a planta no superan las 24 horas. Sin embargo, se repite patrón en cuanto a las nuevas contrataciones, ya que no se encuentran médicos que quieran trabajar en urgencias en las condiciones que se les ofrecen.
«Los problemas se agravan por la escasez de camas sociosanitarias», explican antes de detallar que en Mallorca el cierre durante el verano del Hospital Virgen de la Salud y la saturación crónica del Hospital Joan March agravan más la falta de plazas para este tipo de paciente.
«Resulta incomprensible que en los meses de mayor afluencia de población flotante se cierren camas o no se refuercen adecuadamente los servicios. Además, las patologías ya no responden a patrones estacionales: junto a los politraumatismos e intoxicaciones típicos del verano, aumentan los casos de personas mayores descompensadas por el calor», relatan.
A esta «presión» apuntan que se suma que cada vez menos facultativos están dispuestos a trabajar en las condiciones que se les ofrecen. Muchos profesionales sienten que el problema se cronifica, por lo que «si claudican los servicios de urgencias, el sistema sanitario se vendrá abajo».
«La situación actual no puede recaer cada año sobre la salud y el sacrificio personal de los facultativos. La sobrecarga no es solo laboral: genera un profundo desgaste emocional y una sensación generalizada de impotencia», advierte Simebal, que pide también que todo el hospital se implique en la solución del problema, «porque no se trata de una responsabilidad exclusiva del servicio de urgencias».
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