Más de 40 años juntos y aún nos sigue sorprendiendo cualquier gesto de cariño entre ellos. El príncipe Carlos y Camilla Parker Bowles sorprendieron a principios de esta semana en su reencuentro en Singapur tras varios días separados. Un reencuentro fuera de lo común tanto en fondo como en forma. A pesar de la fama de ‘fríos’ de los británicos y su carácter reservado, el heredero a la Corona y su esposa no tuvieron reparo en mostrar sus sentimientos y se dieron un tierno beso en los labios. Una imagen nada habitual entre los miembros de la Familia Windsor.
Sin embargo, se trata más de una cuestión personal que protocolaria. LOOK se ha puesto en contacto con Marina Fernández, Directora de RR.II de la Escuela Internacional de Protocolo, que ha matizado cuáles son los verdaderos motivos de que los Windsor se muestren tan ‘fríos’. «Es cierto que los miembros de la realeza son bastante reticentes a las muestras físicas de cariño en público. Es rarísimo ver un gesto de cariño entre la reina Isabel de Inglaterra y su esposo, aunque esto no responde a razones estrictamente protocolarias, sino más bien de comunicación y a la idea victoriana de que el soberano debe mostrarse siempre fuerte y esconder sus debilidades», asegura.
Según ha publicado el tabloide Express, en conversación con el experto en Casa Real Británica, Richard Fitzwilliams: «Es muy raro que cualquier miembro de la Familia Real muestre afecto en público en un acto oficial, ya que se consideraría inapropiado o poco profesional. De hecho, la Reina y el príncipe Felipe casi nunca se abrazan en un acto porque. El lenguaje corporal de un miembro de la realeza es en sí la historia».
Un nuevo rumbo
Sin embargo, los tiempos cambian y hasta la Monarquía más anclada en la tradición ha de modernizarse y volverse más cercana. «En los primeros años del matrimonio de Carlos de Inglaterra, era habitual ver besos espontáneos con Diana, gestos similares al que el heredero ha protagonizado con su segunda esposa en Singapur. También entre los duques de Cambridge vemos no sólo besos y abrazos, sino otros gestos más familiares como cuando el príncipe Guillermo sostiene el paraguas para que su esposa no se moje, o cuando Catherine se agarra al brazo de su esposo para rescatar un zapato que se le había enredado durante un acto oficial», afirma Marina.
Aunque las nuevas generaciones se han vuelto un poco más «laxas», lo cierto es que el férreo carácter de la Reina es el que sigue marcando la pauta en la mayoría de las ocasiones. Isabel procede de una época en la que las muestras de cariño en público se asociaban a un síntoma de debilidad y aunque si bien no es raro observar miradas de complicidad entre la soberana y su marido, intentan mantener cierta distancia el uno del otro.
Son contadas las ocasiones en las que la monarca y el Duque han dado muestras públicas de su relación. Célebre es el beso que Felipe de Mountbatten dio a su esposa en la mejilla tras su coronación, acompañado de un pequeño pellizco que no fue muy del agrado de la Reina Madre. Después de este beso, apenas se les ha visto en unas cuantas ocasiones más, eso sí, han compartido miradas cómplices y risas en numerosos actos oficiales.
Fernández considera que este cambio en las costumbres de los Windsor se debe a una nueva política de comunicación: «En mi opinión, esto responde a un cambio en la estrategia de comunicación. A través de las acciones de los duques de Cambridge, la Casa quiere dar una imagen más cercana, más pegada a la realidad, más alejada del ideal Victoriano, con la que los ciudadanos puedan identificarse.»
Protocolo sí, pero de puertas afuera
Entre los miembros de las monarquías occidentales no existe un código de protocolo en cuanto a gestos de cariño se refiere, sino que se trata más una cuestión de tradición. Sin embargo, como apunta Marina Fernández, «sí es más específica la manera en la que una persona ajena a la Familia Real debe saludar. Hay muchas opciones, pero son todas muy formales.» Como en todo, existen excepciones. Fernández recuerda el abrazo de don Felipe con Iniesta en los vestuarios tras ganar el mundial de Sudáfrica.
Si bien en el caso de las monarquías europeas los protocolos internos en lo que respecta a gestos de cariño no están muy definidos, la cuestión cambia, y mucho en pasíses orientales. «Frente a las monarquías occidentales, en Oriente o en los países árabes sí existe un modus operandi más estricto en este sentido, acorde con las costumbres de sus países en lo que gestos de cariño en público y respeto del espacio personal se refiere, asegura Marina.
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