La tala de un abeto de 200 años, el problema pagano al que se enfrenta el papa Francisco esta Navidad
Piden a través de más de 40.000 firmas el evitar la colocación del árbol en la plaza de San Pedro, calificada como de "tradición pagana"
La tradicional puesta del abeto navideño que se coloca en la plaza de San Pedro en el Vaticano está generando una ola de opinión en contra que está presionando al papa Francisco para que no se tale y sirva de decoración durante las festividades de este año.
Llama la atención que Jorge Mario Bergoglio, papa de la Iglesia católica, ha destacado en el pasado por su acérrima defensa del medioambiente a través de encíclicas como la Laudati Sii, Laudate Deum o Terra Madre, en las que se refiere a que la actividad humana debe ser respetuosa y proteger la naturaleza.
Como ejemplo de su activismo y convencimiento de que hay que proteger el planeta está la última decisión del vaticano de abrazar la energía fotovoltaica para proveer a la Santa Sede de energías renovables.
Más de 40.000 firmas
Más de 40.000 personas han firmado una petición popular para evitar talar el abeto destinado a ser el árbol de esta Navidad de la Plaza de San Pedro con una petición realizada a través de la plataforma Change.org que lleva el título de «¡Salvemos los árboles singulares de la tala en Navidad para la Santa Sede!».
El abeto, procedente del Valle de Ledro, en el Trentino (norte de Italia), es conocido como el Gigante Verde, un majestuoso ejemplar de 30 metros de altura, con más de dos siglos de historia.
Ante la decisión de regalar este abeto secular al papa Francisco, como es tradición cada año desde las localidades alpinas italianas, los habitantes de la comunidad de Ledro escribieron al papa Francisco pidiéndole que bloqueara esta «decisión sacrílega» y se lanzó una petición en la plataforma Change.org que ya ha recogido más de 40.000 firmas.
Una tradición pagana
En apoyo a la movilización un abogado presentó también una demanda para prohibir la posible tala del Gigante verde, que se alza entre las montañas a unos 1.200 metros sobre el nivel del mar, cerca del lago de Garda y «a lo largo de sus 200 años ha resistido acontecimientos terribles, guerras, tormentas ofreciendo sombra y refugio a cualquiera que busque un descanso», explican.
En la carta al Vaticano expresan también el no comprender que se realice «una tradición pagana» que «no tiene nada que ver con el nacimiento de Cristo, por eso nos preguntamos ¿por qué seguimos por un camino invasivo en el territorio?».
«Estamos en contra de este sacrificio inútil», afirman los comités y asociaciones locales. «Es incoherente hablar de luchar contra el cambio climático y luego perpetuar tradiciones como ésta, que exigen la eliminación de un árbol tan antiguo y simbólico. Sería maravilloso verlo decorado en su hábitat natural, sin talarlo», añaden.
Alto coste
Tras esta petición y polémica ambiental, los defensores del Gigante Verde han invitado al obispo de Roma a visitar el valle para apreciar la belleza de estos lugares incontaminados.
Así mismo, critican la que la operación de tala, transporte y montaje en la plaza del Vaticano costará al ayuntamiento de Ledro 60.000 euros que podrían «destinarse a otras necesidades» de sus 5.000 habitantes.
A través de la petición, los habitantes de Ledro proponen a la Santa Sede una solución diferente: crear un árbol de Navidad artístico permanente, utilizando la madera de árboles caídos debido a fenómenos climáticos. «Una iniciativa similar, apoyada por el papa, enviaría una poderosa señal de atención al medioambiente», concluyen los firmantes.
Una polémica con antecedentes
Este episodio no es la primera vez que ocurre, ya que en la Navidad de 2022 sucedió un episodio parecido cuando el juez y ambientalista italiano Dario Rapino comenzó una batalla legal para impedir que se talase un imponente ultracentenario abeto blanco destinado al papa Francisco y que se encontraba en una reserva protegida.
Finalmente, logró evitarlo y el alcalde de Rosello tuvo que echar marcha atrás y elegir uno de los ejemplares que crecen en un vivero regional, un abeto igual de majestuoso, pero no blanco, y de aquellos que se dedican a la producción de madera.
El año pasado, los trabajadores vaticanos instalaron el gigantesco árbol de Navidad, un abeto de 28 metros de altura procedente del alto valle de Maira, de la zona de Macra, en la región italiana de Piamonte.
Fabricar juguetes de madera
Las autoridades vaticanas explicaron entonces que la madera del árbol sería reutilizada, después de las fiestas, para fabricar juguetes para niños en situación de vulnerabilidad, que se distribuirán a través de Cáritas.
Entonces, el presidente de la región de Piamonte, Alberto Cirio, explicó que este abeto no se recogió «al azar», sino que «tuvo que ser talado porque los bomberos descubrieron que corría peligro de derrumbarse, después de 56 años de vida».