Coche Motor

Soy mecánico profesional y esto es lo que pasa en tu motor si dejas de hacer este cambio importante

El motor

Para mantener un motor en perfectas condiciones, es fundamental prestar atención a sus elementos más importantes, entre ellos el aceite. Aunque muchos conductores creen que su función se limita a lubricar el motor, en realidad también lo protege del calor, los contaminantes y la fricción. Teniendo esto en cuenta, tal y como alerta un mecánico en su perfil de Instagram, saltarse el cambio de aceite tiene consecuencias directas sobre la vida útil del motor y su rendimiento.

«Saltarse un cambio de aceite no solo retrasa una mantención, sino que también puede acortar la vida útil del motor. Con el uso, el aceite pierde sus aditivos detergentes y antioxidantes, se oxida y disminuye su viscosidad; cuando esto ocurre, deja de proteger adecuadamente, los residuos se acumulan y aparecen los temidos lodos que obstruyen conductos y generan fricción. En motores modernos, especialmente los con turbo, este desgaste puede provocar sobrecalentamiento, pérdida de compresión e incluso daños en cojinetes o pistones. Es importante entender que un aceite no se «gasta»: se degrada, y una vez degradado, ya no puede cumplir su función de proteger el motor frente al calor, la presión y los contaminantes», explica.

Lo que puede ocurrir si te saltas el cambio de aceite

El aceite cumple varias funciones esenciales en un motor de combustión interna. Su principal función es reducir la fricción entre las piezas móviles, permitiendo que el motor funcione de manera eficiente y evitando desgaste prematuro. Además, absorbe calor, ayuda a sellar los cilindros y transporta residuos y partículas metálicas hacia el filtro. A esto hay que sumar que los aceites modernos contienen aditivos detergentes y antioxidantes que evitan la formación de depósitos y lodos, mantienen las piezas limpias y retrasan la oxidación del líquido.

Con el uso normal, el aceite está sujeto a un estrés constante debido a las altas temperaturas, la presión mecánica y los contaminantes provenientes de la combustión. Este desgaste provoca varios cambios:

  • Los detergentes y antioxidantes se consumen, reduciendo la capacidad del aceite para mantener el motor limpio y prevenir la corrosión.
  • El contacto prolongado con aire y calor genera compuestos que espesan el aceite y alteran su estructura química.
  • La capacidad del aceite para formar una película lubricante estable disminuye, lo que incrementa la fricción entre las piezas móviles.

Uno de los efectos más visibles de un aceite degradado es la formación de lodos y depósitos dentro del motor, los cuales pueden obstruir los conductos de lubricación, los filtros y otros elementos críticos del motor. En consecuencia, algunas partes del motor reciban menos aceite, provocando un aumento de la fricción y la temperatura y, en el peor de los casos, fallos mecánicos.

Señales de que necesita un cambio

Antes de que aparezcan daños graves, el motor puede mostrar algunas señales de desgaste del aceite:

  • El aceite limpio es generalmente ámbar claro; al oscurecerse indica acumulación de residuos y oxidación.
  • Un aceite demasiado viejo puede desprender olores fuertes de quemado.
  • La degradación puede provocar que el motor queme más aceite de lo normal.
  • La falta de lubricación efectiva genera fricción y ruidos metálicos.

La frecuencia con la que se debe cambiar el aceite varía según el vehículo, el tipo de aceite y las condiciones de uso. Sin embargo, los fabricantes suelen recomendar:

  • Aceite convencional: cada 5.000 a 10.000 km o cada 6 meses.
  • Aceite sintético: entre 10.000 y 15.000 km, dependiendo de la especificación del fabricante.

No realizar el cambio de aceite en el intervalo recomendado puede desencadenar una serie de problemas mecánicos. En primer lugar, un desgaste prematuro de componentes como pistones, cojinetes, árboles de levas y válvulas. Por otro lado, los conductos y filtros se obstruyen, limitando la lubricación y causando puntos calientes. Asimismo, la fricción y los depósitos disminuyen la potencia y aumentan el consumo de combustible. Y, por último, en casos extremos, el motor puede griparse o sufrir daños irreparables en pistones, cigüeñal o turbo. Estas consecuencias demuestran que el cambio de aceite no es un gasto, sino una inversión en la vida útil del motor.

«Llevar al día el mantenimiento del vehículo es fundamental para garantizar viajes seguros, especialmente en verano, cuando se realizan desplazamientos largos. Entre las tareas más importantes se encuentra revisar el nivel de aceite del motor, ya que un descuido puede ocasionar daños graves y totalmente evitables. Es recomendable consultar las especificaciones del fabricante para elegir el tipo de aceite adecuado, llevar siempre una botella de repuesto en el maletero y revisar el nivel aproximadamente una vez al mes y antes de viajes largos. Además, hay que estar atento a los testigos luminosos del panel y contar con herramientas básicas como guantes, embudo y trapo para facilitar la revisión y el rellenado del lubricante donde sea necesario, asegurando así el buen funcionamiento del motor», señala la DGT.

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