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El coche eléctrico se la juega tras las elecciones de Estados Unidos: vuelve la guerra con China

El automóvil se ha convertido en uno de los temas más importantes en la campaña

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El coche eléctrico se la juega tras la celebración de las elecciones en Estados Unidos. No importaba si el ganador de los comicios era el republicano Donald Trump o la demócrata Kamala Harris, lo que estaba claro es que el gran perdedor es China. Pese a las diferencias que los separan, los dos candidatos coinciden en la importancia de frenar el desembarco de las marcas de automóviles chinos en el país con la aplicación de aranceles, aunque difieren en el desarrollo de la electrificación para el país.

Así, el automóvil se ha convertido en uno de los temas más importantes en la campaña, ya que es el motor económico de uno de los estados más decisivos, Michigan, que al no ser ni profundamente demócrata -como es el caso de California- ni republicano -tal y como sucede con Texas-. Pero es que, además, su capital, Detroit, es la cuna del motor en Estados Unidos, donde se encuentran las principales fábricas de coches del país, como es el caso de General Motors.

De hecho, en las elecciones de 2020, el ex presidente Joe Biden se volcó en subrayar su relación personal con el sector (su padre fue un vendedor de automóviles), en propuestas para revitalizar la industria con vehículos eléctricos y el apoyo al sindicato United Auto Workers (UAW).

Con China no hay duda, tanto Harris como Trump están en contra de que se deslocalice producción de fabricantes estadounidenses para recibir otra procedente de China, para lo que aplicarán aranceles de hasta el 100% al envío de coches 100% eléctricos procedentes del país asiático. Unas tasas que con Trump se podrían ver incrementadas con el objetivo de hacer frente al desembarco de este tipo de marcas.

Estados Unidos y el coche eléctrico

A pesar de su amistad con el CEO de Tesla, Elon Musk, Trump se ha posicionado, en numerosas ocasiones, en contra de los coches propulsados por motores 100% eléctricos y apoya el uso de la combustión en las carreteras estadounidenses, ya que de ellos, según el republicano, depende miles de trabajos.

Este año gran parte de las esperanzas de Trump para volver a la Casa Blanca están depositadas en su alianza con el poderoso empresario Musk, que se ha convertido en el hombre más rico del mundo gracias al fabricante de automóviles eléctricos. Y aunque Trump se opone a los vehículos eléctricos, el apoyo de Musk al candidato republicano estaría vinculado a la tecnología de la conducción autónoma, que el empresario considera hará a Tesla la compañía más valiosa del mundo.

Por su parte, Harris pretende seguir con la línea que llevó el expresidente Joe Biden con el objetivo de fomentar la compra de coches eléctricos en el mercado estadounidense, marcándose como objetivo -bastante optimista- que en el año 2030 este tipo de tecnología represente la mitad de todos los que hay en el país. Una medida que entra dentro de sus esfuerzos por combatir el cambio climático, algo radicalmente opuesto a lo que propone Donald Trump.

Lo cierto, es que los coches eléctricos cada vez están más presentes en las carreteras estadounidenses: las ventas en el segundo trimestre del 2024 aumentaron más de un 30%, según los datos de Energy Information Administration.

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