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Fue el lugar donde disfrutó de sus dos pasiones: el toreo y la pintura. Amante del campo, allí construyó su hogar y allí es donde descansaran sus restos mortales: en El Palomar. Así se llama la finca donde, durante 34 años, Sebastián Palomo Linares vivió junto a Marina Danko y donde nacieron los tres varones del matrimonio. Una espectacular vivienda de la que nunca se separó y en la que, hasta su muerte, residió junto a la que era su actual pareja, Concha Azuara.
Tal era el amor del diestro por la finca en la que disfrutó de las mejores etapas de su vida que pidió antes de fallecer que sus cenizas fueran esparcidas en la finca El Palomar, en Seseña, donde todo apunta que en breves se producirá el primer encontronazo entre Azuara y los tres hijos del torero, a los que ella apenas conocía ni mantenía contacto alguno.
Miguel y Sebastián Palomo Danko durante el entierro de Sebastián Palomo Linares / Gtres
La reciente muerte del matador de toros ha provocado un nuevo enfrentamiento entre todos sus familiares. Sus hijos, alejados del diestro desde hace años, dejaban desplazada en estos duros momentos a Concha Azuara, la que fuera pareja de Palomo Linares durante los últimos cuatro años y con quien iba a contraer matrimonio en los próximos meses. Una tensión que habría cobrado fuerza durante el velatorio del diestro. “Yo estaba donde tenía que estar. Soy una persona educada y jamás he montado ningún espectáculo”, afirmaba la magistrada a ‘ESdiario’.
A la jueza le preocupa mucho que, dada la tensa relación que impera en estos momentos, Sebastián, Miguel y Andrés no cuenten con ella para dar su último adiós al diestro. “El día que se haga, me avisarán. Ellos saben que yo quiero estar presente. Ese es mi deseo y era el de su padre”, ha explicado Azuara. Si esta cita se produce, sería la primera vez que los hijos del diestro y la magistrada se verían a solas. Un encuentro que, sin duda, tendría todas las papeletas para ser, cuanto menos, tenso.
Sin embargo, este no sería el único problema que giraría en torno a las cenizas de Sebastián Palomo Linares. Si finalmente estas son esparcidas en la finca de Seseña (como sería su deseo), esto, según fuentes de la Iglesia, sería “un acto desaconsejable”, ya que no está permitido de acuerdo con la ‘Instrucción Ad resurgendum cum Christo’, documento que fue aprobado por el Papa Francisco en 2016 y en el que se expone que las cenizas de un difunto «deben mantenerse en un lugar sagrado» y que «no está permitida» su dispersión.
Sebastián Palomo Linares y Concha Azuara por las calles de Madrid / Gtres
LOOK se ha puesto en contacto con la Conferencia Episcopal Española, desde donde ratifican que «lo propio es que las cenizas sean enterradas en un lugar sagrado». Algo con lo que también está de acuerdo Francisco Armenteros, canciller secretario y portavoz del obispado de Getafe, quien puntualiza que “no es que no esté permitido esparcir las cenizas, sino que está desaconsejado”. Asimismo, señala que “la Iglesia rechaza que las cenizas sean dispersadas porque no se crea en la resurrección de los muertos”, a lo que añade que “todo aquel que esparza unas cenizas y no crea en la fe cristiana no tendrá derecho a una misa”.
LOOK ha contactado también con el tanatorio de La Paz para saber si se había hecho entrega de las cenizas de Palomo Linares a sus familiares, cosa que han afirmado. “El tanatorio entrega las cenizas, pero luego no es responsable de qué se hace con ellas”, comentan fuentes del tanatorio a este medio. Según publica ‘ESdiario’, habría sido Miguel, el segundo hijo del diestro, el que habría acudido a recoger las cenizas del diestro.
Lo que sigue siendo una incógnita a día de hoy es cuándo serán esparcidas las cenizas del torero en El Palomar y si, finalmente, a ese acto acuden los hijos y la novia de Sebastián. Eso sí, para cumplir con lo que marca la Iglesia, previamente El Palomar debería haber sido bendecido para pasar a ser un lugar sagrado. Una condición que ya habría podido llevarse a cabo dadas las fuertes creencias religiosas del torero.