en su divorcio con josep santacana

Las contradicciones de Arantxa Sánchez Vicario que ahora la ponen en jaque

Arantxa Sánchez Vicario
Arantxa Sánchez Vicario en una imagen de archivo /Gtres
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Arantxa Sánchez Vicario ya ni siquiera le consuela pensar en aquella época dorada en la que con su garra convirtió a España en una potencia del tenis. Su divorcio de Josep Santacana desató una vorágine inexplicable en la vida de ambos y ahora se ha conocido el varapalo definitivo que ha recibido la que fuera la número 1 del mundo de la WTA. Tal y como recoge la sentencia de este mes de mayo, ni se resolverá su divorcio en Miami como ella deseaba, pues el Tribunal de la ciudad se ha declarado incompetente para ejecutarlo, ni tampoco ella ha quedado en un buen lugar. Tanto es así que se acusa a la tenista de actuar de mala fe para no hacer frente a sus infracciones fiscales. «El Tribunal considera que la esposa acude al Tribunal con ‘manos sucias’, presentando una petición de divorcio, sin ni siquiera mencionar el acuerdo prematrimonial ni acreditar la existencia de fraude alguno, para intentar reclamar un reparto equitativo de los bienes y propiedades privativos del marido, para pagar lo que parecen ser sus propias deudas penales derivadas de infracciones fiscales españolas derivadas del año 2000», dice en la sentencia.

Y es que, aunque en su momento se acusó a su exmarido de sus desgracias económicas, nada más lejos de la realidad. De hecho, como hechos probados, se puso de manifiesto que Arantxa había contraído una importante deuda con la Agencia Tributaria en 2000, mucho antes de conocer a Josep. Además, según citas textuales de la sentencia, «el tribunal no le da excesiva credibilidad al testimonio de la esposa, ya que no encuentra que sea un testigo creíble y su testimonio a veces entra en conflicto con otras pruebas en el caso», por lo que esta no ha quedado muy bien parada en su separación del empresario.

Josep Santacana y Arantxa Sánchez Vicario

Josep Santacana y Arantxa Sánchez Vicario en una imagen de archivo/ Gtres

Es en este instante cuando se recuerdan una de las grandes contradicciones de Arantxa Sánchez Vicario ha incurrido durante los últimos meses. A pesar de que a lo largo de su carrera, la tenista logró amasar una fortuna de más de 30 millones de euros, esta se esfumó sin que supuestamente ella fuera consciente. Mientras ella acusó tanto en aquel libro de memorias como ante un juez a su padre, Emilio Sánchez Benito, de todos sus males económicos -en especial de un delito de alzamiento de bienes por el que le reclamaba el banco de Luxemburgo siete millones de euros-, hay otras incoherencias en todo este asunto

Unas afirmaciones que en su momento pusieron en jaque a la deportista no solo al confirmar que siguió depositando su confianza en su padre a pesar de querellarse contra él, sino también a la hora de defender la versión que había mantenido en su duro proceso de divorcio. Solo un mes después de desligar a Josep de cualquier movimiento económico relacionado con su patrimonio, le acusó de haberse quedado con todos sus bienes. “Me arrepiento de haberle dado todo el control de lo que tenía”, declaró la tenista a la revista ‘¡Hola!’.

La propia Arantxa durante la declaración a la que tuvo acceso este digital en exclusiva, aseguró que fueron sus padres los que decidieron que se mudara a Andorra (para pagar menos impuestos), los que gestionaron su patrimonio y, sobre todo, los que se encargaron de vender parte de sus bienes cuando la Agencia Tributaria informó a la deportista de las numerosas deudas que tenía contraídas con el fisco. Ahora y tras años de guerra pública permanece junto a ellos, juntos a los mismos que acusó públicamente de malversar la fortuna que había acumulado en su exitosa carrera profesional. «Aun habiéndole dado mil patadas. Me ha demostrado lo que es el amor incondicional», dijo el pasado mes de marzo sobre Marisa, su madre. 

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