Anita Matamoros le pisa los talones a su hermana Laura
Aunque a Anita Matamoros y su hermana Laura les separan exactamente siete años (y muchas otras diferencias familiares), ambas han decidido centrar su futuro por el momento en las redes sociales. De hecho, focalizan sus ingresos en Instagram y, prueba de ello, lo activas que las dos se muestran con el fin de convertirse en un reclamo publicitario. Este domingo la benjamina cumple 19 años, pero su popularidad es imparable en lo que se refiere al universo 2.0. La jovencísima Anita le pisa los talones a Laura y, prueba de ello, los datos a los que ha accedido Look.
Este digital se ha puesto en contacto con la consultoría Personality Media, experta en posicionamiento de famosos, y sus conclusiones son más que sorprendentes. A pesar de que Laura en estos momentos parece que es uno de los mayores ejemplos de influencer en el universo de Instagram, parece que no está haciendo las cosas como debería y que, además, debería de seguir los pasos de su hermana pequeña en más de un aspecto. Si bien es cierto que Laura le dobla en número de seguidores -ella tiene 807.522 euros y Anita 477.709-, pierde en cuánto eficacia, lo cual es muy relevante para las marcas que contratan a ambas.
Pero no es el único aspecto en el que la pequeña del clan Matamoros resulta vencedora. Mientras realiza muchas más publicaciones que su hermana, también gana en el número de interacciones por parte de sus seguidores -Laura logra 5.44.893 y Anita 9.095.620- lo que demuestra que sus seguidores son mucho más fieles, permanecen más pendientes de ella e interactuan el doble con sus posts.
Hecho que se demuestra en el engagement -capacidad para involucrar a la audiencia y crear un compromiso a largo plazo-, pues Anita de nuevo vuelve a doblar a su hermana en este dato. «Aquí es donde podemos demostrar que Ana es mucho más eficiente que su hermana: Logra un engagement del 9,09%. Mientras que Laura alcanza un 5,31% de engagement», aseguran desde la consultora. Datos que demuestran que no solo les enfrentan los conflictos familiares, sino también la competencia de redes sociales.