Más risueña que nunca

El amor ‘enloquece’ a Eugenia

Eugenia Martínez de Irujo y Fernando de Irujo en el Mutua Madrid Open /Gtres
Eugenia Martínez de Irujo y Fernando de Irujo en el Mutua Madrid Open /Gtres
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Dicen quienes coincidieron con ella en el Open de Tenis de Madrid que Eugenia Martínez de Irujo es una mujer nueva. Su nuevo idilio con Narcís Rebollo, descubierto hace solo unos días pero que se remonta a varios meses atrás, le ha devuelto la ilusión después de unos años algo aciagos marcados principalmente por el fallecimiento de su madre. Pero el amor lo cura todo y de su última aparición pública, los testigos destacan el brillo de sus ojos, pero sobre todo esa risa irrefrenable que fue incapaz de controlar a lo largo de toda la tarde. Ni siquiera su hermano Fernando, mucho más serio que ella, consiguió aplacar los ánimos de una Eugenia completamente entregada a la alegría y las ganas de pasárselo bien.

La benjamina de los Alba acudió a la Caja Mágica alrededor de las cinco de la tarde para disfrutar del partido que enfrentaba a Andy Murray y Borna Coric, pero antes estuvo disfrutando en compañía de su amigo, el marqués de Murrieta, en el stand que él, como patrocinador, tenía a pie de pista. Ya una vez en las gradas protagonizó algunas de las instantáneas más divertidas de toda la jornada, algunas tomadas por su propio teléfono móvil.

Eugenia Martínez de Irujo y Fernando de Irujo en el Mutua Madrid Open /Gtres

Eugenia Martínez de Irujo y Fernando de Irujo en el Mutua Madrid Open /Gtres

Aunque su hermano Fernando parecía querer seguir atento al partido de Murray, Eugenia prefería convertirle en su compañero de risas, pero el semblante serio del aristócrata denotaba que estaba para pocas juergas. La carcajada había poseído a una duquesa ajena a los tenistas que se estaban dejando la piel en la pista y tras comprobar que su hermano mayor no se prestaba a sus ocurrencias, hizo de Carlos Latre y Ana García Siñeriz sus nuevos aliados.

Testigos presenciales coinciden en asegurar que hacía mucho que no veían a la duquesa de Montoro con esa actitud tan desinhibida. Es una de las habituales de esta cita deportiva, pero nunca antes se lo había pasado tan bien. El motivo de sus risas solo ella lo sabe, pero puede que un hombre con nombre de ególatra griego tenga algo que ver.

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