Desmontamos la ‘máscara’ de la reina Letizia
El exceso de maquillaje de la reina Letizia se ha convertido en un auténtico punto álgido de sus looks
Es otro de los inconfesables de Su Majestad. Además de las comentadas modificaciones del rostro de la Reina a golpe de bisturí, la belleza de doña Letizia se apoya en un gran bastión ‘beauty’ que, como no podía ser de otro modo, ha ido in crescendo al mismo ritmo que sus otros excesos: se trata de su maquillaje. Un recurrente extremo que se ha hecho especialmente evidente en sus últimas apariciones públicas, tanto en su viaje a Marruecos como en la inauguración de la Feria de Arte Contemporáneo (ARCO).
La esposa de Felipe VI no se separa de su neceser cosmético hasta el punto de tirar por tierra la tendencia ‘nude’ que comenzó a pasear en 2018, cuando acudió a llevar a sus hijas al colegio. Una imagen que dejó sin palabras a propios y extraños y que dio lugar a sonados titulares en la prensa. Desde aquel día, Letizia presume de un exceso de aderezo que, durante su último viaje oficial, se ha hecho demasiado evidente. ¿Es correcto lucir un efecto brillo en un acto de día nada más aterrizar en un país árabe?
Lejos de juzgar lo apropiado o inadecuado de su decisión, existe una verdad que cae por su propio peso. La reina Letizia se aleja del efecto ‘beauty positive’ que muchos aseguraron que defendería del mismo modo que presume de canas. La lista de cosméticos que decoran el rostro de la monarca es casi interminable: base de color un tono más claro que el de su piel, iluminador, matizador, ‘blush’, brillo de labios, sombras extra elaboradas. Todo parece poco para que Su Majestad siga creciendo en su empeño de mostrar el rostro de una auténtica muñeca de porcelana.
Esto no es todo, Letizia posee un elemento sin el cual no la hemos visto mostrarse en público desde hace ya casi cinco años. Consciente del poder de su mirada, Letizia se ha vuelto ‘adicta’ a las extensiones de pestañas. Un extra de quita y pon que comenzó a enamorarla en el año 2013 durante los previos a su llegada al trono y año clave para Su Majestad (antes de este año sus pestañas eran más cortas y escasas). Tras la proclamación y en los años posteriores el incremento de este elemento transformó la mirada de la monarca hasta límites insospechados.
Haciendo un elaborado estudio de imágenes, desde el año previo a su mudanza al Palacio de la Zarzuela, nos hemos percatado de que doña Letizia se sirve de los postizos con el fin de darle más profundidad y añadir un toque de misterio a sus ojos. Unas extensiones que sufren una sustancial modificación cuando la Reina se viste de gala. Postizo sobre postizo, Letizia añade una tira de quita y pon a sus largas pestañas semipermantentes, para lograr un añadido de sofisticación a su mirada. Un suma y sigue que, además de transformar sus facciones, confiere un toque de distancia y lejanía que aumenta las incógnitas sobre su belleza.
Durante la recepción ofrecida por el Rey de Marruecos a sus Majestades en su último viaje oficial, además del caftán bordado de Varela, la monarca deslumbró con un maquillaje XXL que competía en destellos con sus pendientes de chatones. Lo más relevante es que toda la producción cosmética de la Reina se vuelve más evidente en los momentos menos necesarios, como la llegada al país vecino en un acto a plena luz y sin necesidad de complementar un estilismo de noche. Imposible verla sin sombras de ojos, máscara, perfilador de labios o colorete. ¿Por qué doña Letizia también muestra su rostro tras una intensa máscara de maquillaje en eventos informales de día? ¿Qué esconde tras este nuevo exceso?
Lejos de encontrar respuesta a estos interrogantes, la Reina sigue sin separarse de su maquilladora ni en los momentos más personales de su apretada agenda. Ella es su mano derecha en los eventos livianos y también en los más relevantes. Una excesiva medida ‘beauty’ tras la cual se esconden unos motivos que se suman a su larga lista de misterios. |[LEER MÁS: Sara Carbonero posa en bikini y reabre el debate sobre su acusada delgadez]