Iñaki Urdangarin: su aspecto como reflejo del caso Nóos
Desde que estallara el caso Nóos en noviembre de 2011, Iñaki Urdangarin nunca más volvió a ser el que era. El prestigio de aquel “yerno perfecto” de los Reyes de España se derrumbaba automáticamente y, junto con su esposa, pasó de codearse con las grandes esferas a tener que “exiliarse” primero en Washington y luego en Ginebra.Dicen que la cara es el reflejo del alma, y su radical cambio de vida ha hecho mella en el rostro del exduque de Palma. De hecho, su aspecto físico ha ido evolucionando a medida que iba avanzando el proceso judicial.
El cambio de Urdangarin no ha sido constante hasta el día de hoy, sino que ha tenido un punto de inflexión y últimamente ha recuperado su aspecto. Ese momento clave fue entre los años 2011 y 2013, cuando apreciamos a un Iñaki demacrado, mucho más delgado y esquelético que siempre.
Si comparamos estas dos imágenes de playa, podemos ver cómo la primera de agosto de 2014 está más fuerte y más musculado que en agosto de 2012, cuando estaba atravesando todo el “shock” inicial del proceso, donde se le marcan incluso las costillas.
Iñaki Urdangarin en la playa en 2014 y 2012, en un fotomontaje de Look
Pero, si observamos con detenimiento su rostro en primer plano, también son evidentes los cambios. Iñaki siempre ha sido un hombre con la cara más bien redonda -como vemos en la primera imagen de enero de 2007- y, sin embargo, en una aparición de abril de 2013 en Barcelona le vimos en su peor momento: desliñado, con los pómulos muy marcados y con una delgadez que llega al rostro.
La sonrisa es otro de los elementos que ha modificado Iñaki Urdangarin. Por mucho que se haya empeñado en hacer el gesto de “todo está bien” cuando ha ido a declarar -primera imagen-, lo cierto es que ninguna de sus sonrisas han vuelto a ser tan sinceras y reales como las de antes del caso Nóos -como en la última imagen, de octubre de 2010-.
Iñaki Urdangarin en 2012 y 2010, en un fotomontaje de Look