Carolina, ‘reina’ de Manhattan: convierte Mónaco en la Gran Manzana
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Faltan solo unas horas para que Mónaco se vista de gala. La Sala de las Estrellas del Sporting Club de Monte Carlo acoge una nueva edición del Baile de la Rosa, una de las citas imprescindibles en la agenda social del Principado a la que siempre asiste la Familia Grimaldi y que se celebra para dar la bienvenida a la primavera.
Una celebración cuya historia a lo largo de sus ya 64 ediciones se encuentra íntimamente ligada a la figura de Grace Kelly, que ha permanecido en el recuerdo gracias a sus hijos, especialmente a Carolina, que un año más ha sido la encargada de cuidar hasta el más mínimo detalle para que todo sea perfecto en una noche en la que Mónaco se convertirá en Manhattan.
Este año, el Baile de la Rosa es muy especial para la que fuera reina de las revistas del corazón las últimas décadas. Y es que hace apenas una semana, su todavía marido, Ernesto de Hannover, acaparaba todo el protagonismo al reaparecer en la boda de su hijo menor, Christian, con Sassa de Osma en Lima. Una boda en la que apenas ha habido presencia de los Casiraghi y en la que la novia lució la tiara floral de la Casa Hannover quizás porque Carolina sigue siendo la princesa titular y la única con derecho propio para lucir la preciada tiara Brunswick.
De Nueva York a la Costa Azul
Este año, como suele ser habitual, la hija mayor de la Princesa, ha trabajado codo con codo con el director creativo de Chanel para convertir el Principado en lo más parecido a la Gran Manzana, ya que esta ha sido la temática escogida.
Bajo el título de Manhattan, el káiser de la moda ha preparado una velada inspirada en Nueva York en la que se exige traje de noche y el cubierto asciende a 800 €.
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Una velada en la que habrá probablemente muchas sorpresas. Se desconoce quiénes serán los asistentes pero es muy posible que Charlene se abstenga de acudir. No se ha visto a la Princesa en esta cita desde el año 2014 y el motivo es muy claro. La esposa de Alberto no quiere arrebartale el protagonismo a su cuñada, que es quien ha tomado el relevo de su madre.
LOOK se ha puesto en contacto con la oficina de prensa del príncipe Alberto para intentar confirmar quiénes serán los asistentes a esta cita, pero han declinado hacer declaraciones.
Carlota Casiraghi no suele faltar a esta cita. Hace apenas unos días, la revista ¡Hola! confirmaba el compromiso de la hija de Carolina con Dimitri Rassam y aunque desde Palacio no se han pronunciado sería una buena ocasión para la presentación en sociedad del cineasta.
Beatrice Borromeo y Tatiana Santo Domingo, ambas embarazas, son asiduas a este evento, pero su estado podría interferir en su asistencia. Quizás Alexandra de Hannover, que ha estado hace poco en Perú en la boda de su hermano, sea la otra representante femenina por parte de la rama de Carolina en la velada.
Por parte de Estefanía de Mónaco las ausencias serán la nota que marque la noche. La ‘princesa rebelde’ lleva sin asistir al baile desde antes de que muriera su padre, de manera que sería una auténtica sorpresa si esta vez cambiara de opinión. Es una certeza que su hija Pauline no lo hará, ya que se encuentra participando en una carrera en Dakar, y poco probable que Louis y Camille vayan este año.
Un baile con historia
Aunque el Baile de la Rosa se creó antes de la llegada de la musa de Hollywood a Mónaco y no siempre tuvo fines benéficos, lo cierto es que Grace Kelly tuvo mucho que ver en el cambio del carácter del evento.
En 1954, Hery Astric, quien fuera director artístico de la » Societé des bans de mer et du Cercle des Etrangers á Mónaco», decidió organizar un evento dedicado al vals en el que solo debía haber rosas y violines. Una idea de carácter nostálgico en una Europa que en aquellos momentos caía rendida a los nuevos ritmos tropicales. Sin embargo, la iniciativa alcanzó cierto éxito y una vez que Grace Kelly se convierte en princesa consorte decide formar parte de la misma. Eso sí, la esposa de Rainiero había creado una fundación para ayudar a niños enfermos procedentes de familias con pocos recursos económicos y decidió que el baile se convirtiera en un evento benéfico a favor de la causa. En 1977 cambia la estética del baile y cada año se adopta una nueva temática.
Tras la trágica muerte de la Princesa en 1982, su hija Carolina asume la mayoría de sus obligaciones, incluido su papel en la organización del evento, en el que colabora de manera habitual su gran amigo, el diseñador Karl Lagerfeld. Juntos son los encargados de elegir cada año la temática que marcará el baile, que ha sido de lo más variada: Londres, Cuba, Rock, Movida Madrileña, Art Decó…