EL HORMIGUERO

Kiko Rivera aprovecha su visita a ‘El Hormiguero’ para arremeter contra los paparazzis

Kiko Rivera
Kiko Rivera en el programa El Hormiguero en 2013. (Gtres)

Kiko Rivera vuelve a estar en España después de acompañar a su madre allende los mares en su gira musical que la ha llevado a diferentes países. Después de regresar a nuestro país de manera repentina, arguyendo problemas de salud, el hijo de la tonadillera se ha sentado en el programa de Pablo Motos, ‘El Hormiguero’, para poner en orden su vida personal y presentar su nuevo disco, ‘Sano juicio’. Con el presentador, el cantante se ha mostrado desquitado y ha expresado los pormenores que conlleva cuidar a los hijos:»Ahora prefiero disfrutar en casa con amigos en vez de salir de fiesta tanto como antes, además es más cómodo, te coges el punto y te acuestas directamente», ha confesado, apostillando que sus recuperaciones de las fiestas son más tardías que antes.

Animado por Pablo, Kiko le mandó en directo a la tonadillera Isabel Pantoja-que tuvo momentos tensos y disputas familiares en Chile- un Whatssap con el icono de la folclórica bailando en tono de chanza. Fue acto seguido cuando el hijo de ‘Paquirri’ no pudo dejar pasar más tiempo de la entrevista para recriminarle a Pablo Motos un gesto que tuvo durante la visita de su madre que no le gustó en absoluto.

Kiko Rivera e Irene Rosales en imagen de archivo / Gtres

Con gesto adusto y entrelazándose las manos, Rivera desveló su espina clavada: «Me molestó el beso que le diste a mi madre en los labios cuando dejó de cantar. Me fastidió porque estropeaste ese momento», aseveró. Ya más tranquilo, Rivera se permitió alguna broma: «No me gustaría tener un hermano pelirrojo como tú. Además, es la séptima vez que vengo y nunca me has besado a mí», le aseguró al presentador de Antena 3.

El hijo de Isabel Pantoja -que también triunfó entre la prensa internacional- no dudó en adular entonces la figura del comunicador: «Si mi madre tuviera que rehacer su vida, lo cual no me importaría, tú serías perfecto», remachó. Hizo un viaje Kiko por su vida con los paparazzi, y relató sus vivencias con estos: «Mi segundo apellido es ‘canon’, fíjate tú. Yo no he elegido ser famoso. Mira, te voy a contar una anécdota: fui a comprar tabaco en pijama y a mi vuelta en coche vi a reporteros. Tuve que pedirle a mi mujer que me pasara la escalera por la parte de atrás de la casa, en la zona de la piscina, para cruzarme», comenzó su chascarrillo. «Pero me quedé a medio camino y tuvo que pasarme mi mujer Irene un pantalón y cambiarme, porque me quedé atascado», comentó en ‘El Hormiguero’, entre risas.

La cantante Isabel Pantoja a su llegada al aeropuerto de Lima / Gtres

Se mostró junto a Pablo comprensivo después de todo: «Al final aprendes a verlo como parte de tu vida. Ellos no comprenden, se creen con el derecho de hacer contigo lo que quieran. A veces, fíjate, hasta los echo de menos cuando no están en la puerta de casa», confiesa con humor. Su mujer, Irene Rosales, está en el plató, observando la entrevista desde la sombra. Motos se interesa entonces por su relación: «Yo fui amigo de ella durante dos años, en ese tiempo lo intenté, pero nada, ni un café me quiso conceder», desveló el hijo de Pantoja.

La destaca como la primera mujer de verdad que ha irrumpido en su vida: «Y eso que hoy en día es muy complicado vivir el amor que tuvieron nuestros padres», aclara orgulloso. No se ruboriza en afirmar que es una pareja que discute mucho: «Yo soy un tío muy difícil, más que pegarte un ‘bocao’ en el codo. Pero soy un afortunado de tenerla a mi lado». En ese momento, Rivera le muestra a Pablo todos los tatuajes que pueblan su cuerpo, los deseados y los que el tiempo te subraya como errores.

La pareja junto a su hija Ana Rivera / Gtres

«Un nombre de una chica con la que estuve me lo terminé tapando por otro», se confiesa. Una de las anécdotas que provocaron la hilaridad de la noche fue cuando se quiso imprimir en la piel el nombre de su madre, Isabel. Se puso en manos de un japonés. Y durante mucho tiempo, creyendo que el significado era ese nombre, se enorgulleció. Hasta que su tío Bernardo, gracias a una amistad japonesa, le sacó de su error. También tuvo que superponerse una tatuaje encima. Una noche divertida junto a Pablo Motos, en la que terminó destapando que por casa va con un bata que le regaló su mujer Irene y que gracias a su hijo se zampa todos los muñecos animados de la tele. Nada habló de la gira internacional de su madre, ni de las polémicas que la han envuelto. Ni qué decir de los motivos reales que le han hecho regresar a España.

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