POLÉMICA

Isabel Preysler, el gran apoyo de Nuria González en plena guerra por la herencia de ‘Fefé’

Nuria González se enfrenta a una batalla judicial tras la impugnación del testamento de Fernández Tapias

Isabel Preysler ha mostrado públicamente su apoyo a la viuda de Fernández Tapias

La herencia de Fernando Fernández Tapias ha reavivado viejas tensiones familiares y será la justicia quien decida su validez

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Marta Menéndez
  • Marta Menéndez
  • Televisión, moda y corazón. Periodista de vocación y comunicadora de formación, me he movido entre estudios de radio, redacciones digitales y bastidores de redes sociales. He narrado la actualidad en la 'Cadena SER', seguido la pista a las nuevas tendencias en 'El Independiente' y escrito sobre lifestyle y empresas en la 'Revista Capital'. En 'Diez Minutos', combiné redacción y estrategia digital como Community Manager. Ahora escribo en LOOK, donde cubro actualidad televisiva, moda, celebrities y realeza.
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A más de un año y medio de la muerte de Fernando Fernández Tapias, la figura de su viuda, Nuria González, vuelve a situarse en el centro del huracán mediático. Lo que parecía un proceso de duelo silencioso y alejado de los focos se ha transformado en una disputa judicial abierta con importantes implicaciones familiares y patrimoniales. Varios de los hijos mayores del empresario, fallecido en octubre de 2023, han impugnado el testamento que dejó, alegando que no se encontraba en condiciones mentales para otorgarlo. En medio de esta tormenta legal y emocional, Nuria cuenta con el respaldo firme de una de sus amigas más cercanas: Isabel Preysler.

La reina de corazones ha sido captada este jueves, 26 de junio, por las cámaras de la agencia Gtres a la salida de un restaurante madrileño, donde ha almorzado junto a González. Una imagen que no deja lugar a dudas sobre el papel que ha asumido Preysler en este momento: el de confidente y apoyo constante en uno de los episodios más delicados en la vida pública y privada  de su amiga. Aunque Isabel Preysler no ha querido hablar del tema, sí ha atendido con amabilidad a los reporteros presentes en el lugar, que le han preguntado también el reciente bautizo de su nieto Martín, fruto de la relación entre Ana Boyer y Fernando Verdasco. «Fue muy bien», ha dicho sonriente. En cuanto a la ausencia de Íñigo Onieva, pareja de Tamara Falcó, en la portada de la revista ¡Hola! dedicada al evento, Isabel se ha limitado a comentar: «Eso es cosa de la revista».

Isabel Preysler por las calles de Madrid. (Foto: Gtres)

Isabel Preysler por las calles de Madrid. (Foto: Gtres)

Nuria González también ha sido captada por las cámaras a la salida del restaurante pero, fiel a su habitual discreción, no ha querido hacer ninguna declaración. Tampoco ha respondido a las preguntas directas sobre la batalla judicial que mantiene con los hijos de su marido. Un silencio que, lejos de pasar desapercibido, parece una estrategia meditada, mientras sus abogados trabajan para defender la validez del testamento y desacreditar las acusaciones sobre la supuesta incapacidad de Fernández Tapias al momento de firmarlo.

Los hijos mayores del empresario, cabe destacar, no sólo han cuestionado la validez del testamento, sino también la gestión del patrimonio durante los últimos años de vida de Fernández Tapias, cuando su estado de salud ya era notablemente frágil. Apuntan a que Nuria González habría tenido un control excesivo sobre las decisiones económicas del naviero, lo que ha reavivado antiguas tensiones familiares. La principal beneficiaria de la herencia del empresario tras la apertura del testamento, cabe recordar, fue su viuda junto a los dos hijos que tuvo con Fernández Tapias, Iván y Alba. En cambio, los cinco hijos restantes, fruto de dos matrimonios anteriores del empresario, quedaron desheredados, supuestamente debido a un presunto «maltrato» psicológico.

Núria González por las calles de Madrid. (Foto: Gtres)

Nuria González por las calles de Madrid. (Foto: Gtres)

Sea como fuere, lo cierto es que este conflicto ha desencadenado un verdadero terremoto tanto legal como familiar, que amenaza con prolongarse durante años. Ahora serán los tribunales quienes tengan que decidir si el testamento fue firmado en condiciones válidas, o si, como sostienen los hijos impugnantes, el patriarca ya no contaba con plena capacidad mental al momento de expresar su última voluntad.

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