DATOS EXCLUSIVOS| La verdad sobre la última discusión de Isabel Pantoja
La semana pasaba trascendía a los medios que Isabel Pantoja habría mantenido una fuerte discusión con su hermano Agustín. El supuesto enfrentamiento, narrado con todo tipo de detalles, habría acabado con la marcha del otrora también cantante de la finca Cantora para instalarse en un hotel. ¿Qué ocurrió realmente?
Me gustaría dar una buena noticia sobre Isabel Pantoja, pero parece que los hechos se resisten. Las versiones sobre una fuerte y reciente discusión entre la cantante y su adorado hermano Agustín preocupó y mucho a sus admiradores. Es su apoyo fundamental, pero algo pasó que trascendió extramuros y no para bien. Hubo discusión, sí; y voces encontradas. Ocurrió en Cantora y los nervios se destemplaron. Tensión, también, y unas cuantas razones de peso sobre la mesa, pero no fue con Agustín. De hecho, el día de autos, el hermano menor de la cantante ni siquiera estaba en Cantora, la finca en Medina Sidonia (Cádiz) que dejó en herencia Francisco Rivera “Paquirri” y en la que vive desde que su hermana se instalara poco después de romper con Julián Muñoz. Agustín Pantoja había puesto rumbo a Madrid varios días antes. Dijo que iba a solucionar “el problema con Hacienda”, según me confirman. La cantante tiene casi 2 millones de euros recurridos en el Tribunal Económico Administrativo, de su última inspección en 2012, y de su resolución depende en gran parte su maltrecha situación económica. Efectivamente ha estado en Madrid manteniendo varias reuniones, pero ninguna en Hacienda, según me aseguran. Ni se las tuvieron en la cocina de Cantora ni Agustín se fue dormir a un hotel porque le echaran de allí, pero discusión hubo. ¿Con quién, si en esa casa no vive nadie más, amén de la madre de ambos y una empleada?
A mediados de la semana pasada, un coche de alta gama, de color negro, estacionó en la entrada del cortijo de la finca. A su conductor le conocen casi desde siempre en la familia y llamó a la puerta con la confianza de que le abrirían sin problema. Y así fue. Quería hablar con Isabel. Frente a la cantante, un empresario sevillano que, cansado de esperar, se plantó en Cantora para exigir que se le pagara su deuda. La discusión fue inevitable. Son 6 años de espera y no está dispuesto a aplazarlo más. Otro amigo que reclama una cantidad considerable de dinero, otro que confió y que, tras años de espera, sin respuesta y con muchas largas, se ha plantado; uno más que se suma a la señora de 81 años que regentaba un quiosco en Sevilla y que sacó todos sus ahorros (86.000 euros) cuando le pidieron ayuda para pagar la multa judicial de la artista. La octogenaria ya la ha demandado en los juzgados. También esperó lo suyo. Aguantó noes y plazos, hasta que se ha visto sola y muy necesitada económicamente y ha dado el paso de reclamárselo judicialmente. Admira mucho a Isabel, pero quiere lo que es suyo. Aquel día en Cantora, el empresario sevillano le habló muy clarito a Pantoja. Ya no iba a esperar más. Le debe 110.000 euros. Por un lado, los honorarios por su gestión en la venta de la casa de Marbella y por otro, un préstamo personal que le hizo también hace varios años.
Hacienda le ha abierto un nuevo expediente investigador/Gtres
La cantante no podía creer lo que se le venía encima. Nerviosa y angustiada, tiró de genio y hasta llegó a advertir que no pensaba pagar nada que no se pudiera demostrar. Desconozco si fue en ese momento, mientras el sevillano estaba aún en la finca, cuando Isabel cogió el móvil para llamar a Agustín. Quizá fue después, pero el caso es que, los nervios y la discusión siguieron entre ellos vía telefónica. Demasiados problemas por la venta de Cantora. Nada menos que una imputación por insolvencia punible (basada en un acuerdo extrajudicial firmado de espaldas a la ley) en la que la fiscal le pide 3 años de prisión y, encima, otro cabo suelto que se le presenta en su casa (y la de su hijo, con quien no se habla) para que le rinda cuentas de una vez. La persona con la que discutió Pantoja, que me ruega anonimato, actuó como intermediario en la venta de la polémica casa marbellí que la cantante compartió con Julián Muñoz, y que vendió en marzo de 2015 a Grand Fashion Banús S.L, por 2.255.476 euros. En esa fecha, Isabel Pantoja permanecía ingresada en el centro penitenciario de Alcalá de Guadaira cumpliendo condena. La transacción la cerró personalmente Agustín Pantoja, apoderado específicamente para ese acto por su hermana, en calidad de administradora única de Panriver56 SL, sociedad dueña del inmueble. Fue precisamente el empresario sevillano el que se encargó de llevar a prisión al notario para que Isabel pudiera firmar la escritura de otorgamiento de poderes en favor de su hermano. Ocurrió el 19 de marzo de 2015. Seis días más tarde, Agustín Pantoja firmaba la escritura de compraventa en una notaría de Marbella. Quedaban dos cabos sueltos que ahora asfixian a la cantante: el intermediario que exige su deuda a Isabel, y un acuerdo extrajudicial que la llevará a juicio en el que se enfrentará a una petición de 3 años de cárcel. Agustín lleva varios días de vuelta en Cantora, pero dada la situación, para tener una discusión, o bronca, como diría Sabina, “sobran los motivos”.