Cómo Teresa Urquijo, la novia de Almeida, se ha convertido en la que mejor hace la reverencia a los Reyes
Afirmativo: habrá presencia real en la boda de José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid, y Teresa Urquijo Moreno, que se celebrará este próximo sábado 6 de abril en la iglesia San Francisco de Borja de la capital. Aunque se desconoce si finalmente podrán acudir Don Felipe y Doña Letizia, han confirmado asistencia las infantas, Doña Elena y Doña Cristina. Y, a pesar de la relación familiar y de amistad que la novia mantiene con ellas, Teresa les hará una reverencia. Así es siempre que se encuentra con algún miembro de la Familia Real o la familia del Rey en público. Una regla no escrita que la inversora analista, de 27 años, lleva a cabo en toda ocasión y para la que ha sido educada desde pequeña.
No es de extrañar si se tiene en cuenta que su abuela materna, la princesa Teresa de Borbón-Dos Sicilias, es prima hermana del rey Juan Carlos, así como bisnieta del rey Alfonso XII y su mujer, la reina regente María Cristina de Habsburgo. La prometida de Almeida se ha convertido en una auténtica reina de este uso y costumbre de la monarquía española que está en vías de extinción. Solo hay que visionar, por ejemplo, el besamanos con motivo del 12 de octubre que Sus Majestades y la princesa de Asturias, Doña Leonor, presidieron el pasado año. Ahí podemos advertir que Teresa es una de las pocas que sigue realizando lo que los franceses llaman plongeon ante la presencia de los Reyes. La que en breve se convertirá en primera dama de Madrid destacó en la recepción del Día de la Hispanidad, celebrada en el Palacio Real de Madrid, por su frescura.
Un ‘plongeon’ sin perder la sonrisa
Es casi hipnótico verla realizar el movimiento. Lo ejecuta con rapidez y dotes de gran equilibrista, dos virtudes que deben ser cultivadas en este arte que no se enseña en ninguna academia y que tiene, como todo, su truco. “Básicamente, haces una inclinación de piernas y el gesto de besar la mano, pero sin besarla. Espalda recta…. ¡y a correr”. Este gesto también sirve para indicar que eres súbdito de los monarcas y que, de algún modo, te pones a sus pies”, compartió con este periodista un familiar del rey Felipe VI que prefiere el anonimato. Además, Teresa consigue hacer esta reverencia sin perder la sonrisa. El Rey suele sostener el brazo, pero Doña Letizia, que es enérgica, aprieta fuerte la mano y la retira rápido, lo que complica todavía más la difícil empresa de saludar a los monarcas ante decenas de flashes.
José Luis Martínez-Almeida y Teresa Urquijo. / Gtres
De este modo, Teresa Urquijo se ha convertido en una de las pocas que sigue realizando el plongeon a Sus Majestades. Los Reyes se han acostumbrado a un saludo más ligero y, de hecho, Doña Letizia lo agradece especialmente, ya que considera que está un tanto obsoleto. Si, una vez convertido en Rey de España, Don Juan Carlos decidió retirar la corte y no residir en el Palacio Real, los monarcas actuales se muestran más cómodos sin la pompa y el boato de los monárquicos nostálgicos.
Sin embargo, Teresa Urquijo Moreno no está sola. Una de las que sigue poniendo en práctica la reverencia es Esperanza Aguirre. “Las tradiciones son importantes y hay que cumplirlas. ¿Cuál es el truco? Estar derecha de cintura para arriba y mirar a la cara”, dijo la expresidenta de la Comunidad de Madrid en conversación con ELLE. “Unos días antes de que yo fuera presidenta del Senado, los reyes Juan Carlos y Sofía nos invitaron a mi marido y a mí al Palacio Real a una cena. Fue mi suegra, Beatriz Valdés, marquesa de Casa Valdés, la que me enseñó”, añadió. “Las socialistas no las realizan porque son unas acomplejadas”, remató.
Otras ‘princesas’ de la reverencia
Esperanza Aguirre saluda al Rey Felipe VI.
También hay que destacar en esta noble muestra de afecto a las princesas de Bulgaria: desde Miriam de Ungría, ahora miembro de la Familia Real de Jordania al estar casada con un primo del rey Abdalá, a Carla Royo-Vilanova, princesa de Panagyurishte por su matrimonio con el príncipe Kubrat de Bulgaria. “En la reverencia, se aúna tradición y respeto. Yo soy una gran defensora”, ha dicho la empresaria. “No recuerdo cuándo aprendí. Pero sí supongo que la hice antes a los reyes de España, pues los conocí antes que a los reyes de Bulgaria”. Si tenemos en cuenta la cantidad de royals que no se perderán la que ha sido bautizada como la boda del año, podemos llegar a la conclusión de que Teresa no estará sola a la hora de ejercitar la genuflexión.