‘Maestros de la costura’: Lorenzo Caprile, entre lágrimas por esta “tragedia”

La nueva temporada de ‘Maestros de la costura’ está siendo la más entretenida hasta ahora, pero también la más dramática. El nivel de los participantes ha subido mucho y los organizadores han pensado en subir la dificultad de las pruebas para que nada les resulte fácil en ningún momento. Esto ha llevado a que hasta Lorenzo Caprile, conocido por ser el más duro de los jueces, acabe llorando por las decisiones que tienen que tomar en el taller.

Todos los concursantes son muy competitivos y tienen claro que su objetivo es ganar el programa y hacerse un hueco en el mundo de la moda. Sin embargo, con estas decisiones y confecciones les va a costar más de lo que pensaban.

El tercer programa de la edición el lunes 10 de febrero estuvo plagado de errores por parte de todos los concursantes que acabó desencadenando la tragedia. Todo empezó con Borja, el concursante de Bilbao, que sorprendió a todos porque no es nada de lo que aparenta cundo le ves y es un apasaionado de la costura. Pero la pasión no le ayudó a superar ni una sola prueba correctamente.

Cometió el mismo error dos veces seguidas: elegir mal las telas. La primera prueba que consistía en hacer un vestido con pliegues inspirado en el mítico Delfos de Fortuny no consiguió ni plegar la tela. Y en la prueba con grupos, le encargaron que eligiera las telas para que aprendiera de su error, pero solo consiguió estropearlo todo más.

Y así es como se desató el drama que terminaría con la expulsión de la aprendiz que menos se lo merecía: Arantxa. La joven es una exbailarina que comenzó a coser a raíz de una lesión que le impidió seguir trabajando y había encontrado en la costura su nueva pasión. Trabajaba muy bien y era un ejemplo de superación excelente.

Tuvo que ir a la prueba de eliminación de ‘Maestros de la costura’ arrastrada por su grupo, que se había hundido incapaz de hacer nada con las telas que Borja había elegido. La tercera prueba consistió en realizar un bolso y Arantxa no consiguió superar el reto. Comenzó a llorar antes incluso de que anunciaran su expulsión y acabó contagiando a Caprile. El diseñador, que tenía una cara predilección por la exbailarina y apreciaba mucho su ética de trabajo, no pudo evitar ponerse a llorar también tras confirmar su expulsión.