El Real Madrid llega a los cuartos de final de la Champions League con sensaciones encontradas, en mitad de una temporada con altos y bajos y en la que la máxima competición continental representa su gran esperanza. Zinedine Zidane, cuestionado durante los últimos meses, será uno de los grandes protagonistas del doble duelo ante el Liverpool, en el que se juega muchas de sus opciones de continuar como técnico y al que arriba con un plan para desmontar a una de las plantillas más reputadas del continente.
Pese a la solidez mostrada en la eliminatoria de octavos de final ante el RB Leipzig, lo cierto es que la temporada del equipo dirigido por Jurgen Klopp viene acompañada de una descripción, basada en la irregularidad. El Liverpool no da con la tecla en la Premier, donde su rendimiento le ha hecho bajar escalones también en la lucha por la Champions League.
El que fuera el proyecto más sólido del continente ha dado paso a un equipo que da una de cal y otra de arena, que no está en el podio de favoritos para la máxima competición continental y, por qué no decirlo, un rival propicio para que el Real Madrid de las grandes noches europeas pueda sacar partido y, por qué no, meterse en las semifinales de la Champions con derecho a soñar con todo.
Para ello, Zinedine Zidane debe volver a ser el arquitecto del éxito y colgarse la capa de entrenador de grandes partidos que tantos réditos le ha otorgado en su aún corta carrera en los banquillos. El técnico francés ha destacado en más de una ocasión por sus planteamientos, más rebuscados o más pragmáticos, pero siempre llevados a minimizar las virtudes de sus rival y, sobre todo, agrandar sus carencias.
Un sistema híbrido para aturdir al Liverpool
El sistema que pueda emplear Zizou podía contar con dudas antes de la lesión de Sergio Ramos, pero la opción de los tres centrales, con el camero de baja, pierde algunos puntos más allá de la probatura de ese híbrido entre el 3-5-2 y el 4-4-2 que pudimos ver ante el Eibar. Zidane optará, salvo sorpresa mayúscula, por el regreso de un 4-3-3 en ataque, que tornará en otros dos sistemas cuando sea el Liverpool el que tenga el balón.
Con Nacho y Varane formando pareja de centrales y la CMK como indiscutible en el medio, Asensio y Vinicius cuentan con muchas papeletas para formar parte del once inicial, siendo su competencia Marcelo e Isco. Ambos serán los encargados de marcar las bandas, que en defensa pueden formar un repliegue en forma de 4-5-1 o un 4-4-2 cuando Zidane opte por presionar la salida de balón del Liverpool. Entonces, Kroos o Modric podrían descolgarse para dar paso a una propuesta más valiente con el objetivo de que los rivales no lleguen al centro del campo con el esférico.
La defensa del Liverpool, a prueba
El Liverpool es un equipo con una enorme delantera, pero cuyas líneas más retrasadas, por h o por b, son susceptibles de ser derrotadas por el Real Madrid. El ejemplo más claro está en la defensa. Huérfanos de su faro, un Virgil Van Dijk que lleva ya varios meses lesionado, el conjunto de Jurgen Klopp ha pasado semanas con una zaga de circunstancias, en la que los experimentos están a la orden del día. Así las cosas, su pareja de centrales ha ido variando, pero vistas las bajas, podría estar confeccionada por el joven Kabak, aún inexperto en estas lides, y otro secundario como Phillips, con Fabinho como tercer hombre, en una reconversión poco natural.
¿Y cómo puede aprovecharse el Real Madrid? Más allá de las posibilidades de Benzema o Vinicius ante una defensa lejana al primer nivel, una de las características de los blancos, los centros laterales, puede ser potenciada hasta reportar grandes resultados. Esta variante no tiene demasiados riesgos de contraataque y sí posibilidades de éxito, dadas las circunstancias del conjunto del Mersey. Además, Karim ha añadido en las últimas semanas a Casemiro, uno de los mejores del mundo en estas lides, como compañero de fatigas para acercar el gol al Madrid… un gol que en este tipo de partidos ‘vale doble’.
El centro del juego, del Madrid
Otro de los métodos a seguir por Zidane para decantar la balanza del lado del Madrid, utilizada habitualmente en las grandes citas, será imponerse en la sala de máquinas. Con Casemiro y, sobretodo, Toni Kroos y Luka Modric al máximo nivel, ningún centro del campo puede imponerse al del Real en Europa. El Liverpool, si bien cuenta con jugadores de talla mundial, caso de Thiago, Fabinho o Wijnaldum, no ha logrado la cohesión necesaria para darle el poso necesario al equipo y arrebatarle la posesión de balón, algo que tampoco va en el libreto de Klopp.
Los reds intentarán correr y activar las transiciones lo mayor y mejor posible, pero con Kroos y Modric durmiendo el partido y girándolo al antojo del Real Madrid, transitar y, por ende, activar a Mané, Firmino y Salah será mucho más complicado para el Liverpool, quedándose a merced de un rival que tiene las de ganar si los tridentes del mediocampo ganan importancia en el juego.