A falta de Hazard y con Bale a lo suyo, Zidane sabía que Vinicius acabaría siendo importante esta temporada. Ha tenido paciencia con él, ha trabajado los aspectos tácticos, la puntería y la confianza y ha convertido al brasileño en un jugador más completo… y que no para de aprender.
Zidane tenía muy claro que Vinicius era un talento enorme… pero con todas las aristas por pulir. «Dejemos en paz a Vinicius», repetía el técnico del Real Madrid cada vez que el nombre del brasileño, convertido en héroe de la desastrosa temporada pasada por necesidad y por accidente, aparecía en la palestra de las ruedas de prensa.
Pues Zidane tenía razón. Vinicius tiene un potencial salvaje para marcar diferencias en el fútbol mundial, pero también tiene todavía mucho que aprender. Zizou lo sabía y por eso no se ha cansado de trabajar con él los aspectos por mejorar, sobre todo los conceptos tácticos, desde la pretemporada.
Vinicius lo ha pasado mal, muy mal, en la temporada de su consagración. Primero porque Hazard le tapaba su posición natural, pero el mal fario del belga con las lesiones le ha abierto las puertas del once. También la pereza de Bale, más pendiente del golf que del Real Madrid. Y el resto lo ha hecho Vini.
El brasileño ya fue el mejor jugador del Real Madrid (junto a Courtois) ante el City y lo volvió a ser (también junto a Courtois) en el Clásico. Vinicius ha recuperado su mejor versión o ha mejorado su versión anterior y ha sido gracias a su trabajo… y a la perseverancia de Zidane.
