Zinedine Zidane vuelve a demostrar que tiene un ojo clínico para descubrir talento. El técnico del Real Madrid fue uno de los primeros en centrar sus ojos en Sadio Mané cuando este comenzó a despuntar en el Liverpool, al contrario que la gran mayoría de la gente, que se fijaba más en las aportaciones de un Mohamed Salah estelar. Sin embargo, como se está demostrando este curso, el entrenador madridista no se equivocó con el senegalés.
Mané sigue consolidándose como uno de los mejores jugadores del mundo. El atacante red fue cuarto en el Balón de Oro 2019 por detrás de Messi, Van Dijk y Cristiano Ronaldo. Por si no fuera suficiente, dio un auténtico recital ente el Everton apenas 48 horas después. El derbi del Merseyside tuvo como principal protagonista al extremo, que participó en tres de los cinco goles que endosaron los de Klopp a su rival, marcando uno y dando dos asistencias.
El futbolista africano se está confirmando como el principal bastión del equipo en el ataque y quedó demostrado en el último partido del líder de la Premier. Sin sus habituales compañeros del tridente en el ataque, Firmino y Salah, Mané se destacó dando una clase magistral de velocidad, desborde y efectividad, tanto en el pase como a la hora de marcar.
Zidane y Mané: amor a primera vista
Zidane fue uno de los primeros en echarle el ojo. El senegalés era el principal objetivo del francés para el mercado de verano en 2018. Tras una gran temporada del Liverpool, en la que la principal estrella había sido Salah, el entrenador madridista quiso llevarse al Bernabéu a Mané. Sin embargo, su dimisión evitó cualquier tipo de ofensiva.
Con su regreso, el interés en el futbolista no cesó, aunque durante el pasado mercado el conjunto madridista no hizo ningún movimiento por intentar sacarle de Anfield. Ahora que parece que los madridistas tienen otros intereses de cara a los próximos años son bien distintos, el senegalés se empieza a destapar como el principal líder de un equipo que apunta a marcar una época dentro de la historia del club.
