Zinedine Zidane volvió a contar con sus dos mejores aliados en los momentos importantes: la pizarra y la flor. De nuevo sorprendió en el once, como casi siempre, y le volvió a dar resultado, como casi siempre. Llámese flor, astucia o como se quiera, pero lo cierto es que el dibujo innovador del entrenador madridista, que no funcionó contra el Elche, fue definitivo para darle a los blancos el pase a los cuartos de final de la Champions League.
El Real Madrid contaba con una baja notoria ante el Atalanta. Cascasemiro vio la amarilla que acarreaba suspensión en la ida y no podía estar en el partido decisivo en el Di Stéfano. Tocaba buscar recursos para tratar de frenar a uno de los equipos más ofensivos y efectivos de Europa y Zizou lo tuvo claro. Aunque los tres centrales no le salió como se esperaba en el último encuentro liguero, volvió a repetir. No hizo lo mismo arriba, donde introdujo a Vinicius en el lugar que ocupó contra los ilicitanos Rodrygo.
Al equipo le costó frenar los primeros envistes del Atalanta. Los de Gasperini necesitaban ganar el encuentro y salieron decididos a ello, contando con la primera ocasión en el minuto 2. Sin embargo, los madridistas empezaron a sentirse cómodos en el césped, comenzaron a parar a los bergamascos y a encontrar la velocidad de Vinicius, que marcó las diferencias.
La red defensiva tejida por el técnico desarticuló los arreones de los italianos. Los blancos se hicieron con el control del partido y alejaron por completo el peligro de los dominios de Courtois. Prueba de ello, es que desde la primera que tuvo Muriel hasta la siguiente ocasión pasaron 65 minutos.
Hasta el segundo gol del Real Madrid, que dejaba la eliminatoria prácticamente resuelta, Courtois no tuvo que intervenir. Ramos marcó de penalti y Zidane decidió sentarle para evitar riesgos mayores. El entrenador no quería poner en peligro al capitán, después de los dos meses de parón por las molestias en el menisco que le obligaron a pasar por el quirófano.
A partir de ahí, el Atalanta quiso darle emoción al encuentro y consiguió marcar, pero de nuevo el técnico aprovechó el momento para decantar definitivamente la balanza. La entrada de Asensio y Rodrygo buscó atacar la espalda de un equipo descompuesto, lanzado ya a por una remontada prácticamente imposible y nada más sacar de centro el mallorquín puso el 3-1.
También sorprendió en la ida
Lo cierto es que, tanto en la ida como en la vuelta el técnico ha hecho notar su mano. Acusado en muchas ocasiones de ser un entrenador que tiene poca incidencia en el transcurso de los encuentros, Zidane ha vuelto a dar en esta eliminatoria un golpe sobre la mesa. Si en Valdebebas sorprendió, en Bérgamo no dejó indiferente a nadie con otra formación impensable. Las bajas entonces condicionaban muchísimo a los blancos, inmersos en una plaga de lesiones que les dejaba prácticamente sin recursos. Sin embargo, el galo arriesgó y le volvió a salir bien.
Zidane entonces aprovechó lo que tenía y supo sacarle el máximo rendimiento a sus posibilidades. Introdujo a Isco de falso nueve, en ausencia de Benzema, y consiguió explotar los espacios que generaba la demarcación del malagueño con Vinicius y Mendy como grandes protagonistas.
El conjunto madridista aprovechó también su superioridad en el centro del campo para apropiarse del balón y dejar sin opciones a los italianos, que además se quedaron con 10 en una acción protagonizada por el lateral francés. Entonces, supieron frenar los ataques de un Atalanta que se replegó y contó con la fortuna -una vez más- de un gol desde fuera del área que les permitió llegar al Di Stéfano con una mínima ventaja en el cruce.
Un gol encajado y a balón parado
El principal mérito del Real Madrid está en haber conseguido encajar únicamente un gol en toda la eliminatoria. El Atalanta amenazaba la irregular solidez defensiva del conjunto blanco mostrada esta temporada, más aún con la ausencia de Ramos en la ida. Sin embargo, los blancos han presentado una seguridad atrás que les ha permitido no sufrir en los 180 minutos.
En el partido disputado en el Stadio di Bérgamo, los madridistas jugaron más de 70 minutos en superioridad, pero aún así no concedieron una ocasión. Pese a tener un equipo enfrente que no duda en lanzarse al ataque, los de Zidane no sufrieron y el equipo nerazzurro terminó el partido sin disparar a puerta ni una sola vez.
En el encuentro de vuelta, los madridistas han vuelto a mostrarse muy seguros. Cierto es que esta vez sí que contaban con la presencia de su capitán, pero tenían una baja más que importante para frenar las intentonas italianas con la ausencia de Casemiro. El 3-5-2 planteado por Zidane también surtió efecto y únicamente se contabilizaron cinco disparos a puerta del Atalanta, cuatro de ellos ya sin el ‘4’ en el césped.
El Atalanta venía de ganar fuera de casa en Champions sus últimos cinco encuentros, pero no fue una amenaza en el Di Stéfano. El Real Madrid consiguió secar a uno de los equipos más letales del continente, que se presentaba en la capital con 82 goles marcados este curso. Únicamente han conseguido ver puerta a balón parado, con el lanzamiento de una falta ante la que Courtois no pudo hacer nada.