Vinicius vuelve a ser Vinicus y el Real Madrid lo celebra. El brasileño vuelve a sonreír como lo hizo ante el Sporting de Braga hace unos días en el mismo escenario en el que ha marcado dos goles al Valencia para dejar claro que todo está bien de nuevo. Que ya no hay debates. Que ya no hay crisis ni obsesiones. Y, sobre todo, que se le vuelve a ver feliz.
Vinicius volvió a bailar contra el Valencia tras hacer su segundo gol de la noche. Soltó un zapatazo desde la frontal que se coló pegado al palo, salió corriendo hacia el banderín y demostró esa sangre brasileña que corre por sus venas. Pura alegría para felicidad de todos.
El brasileño tenía una prueba de fuego ante el Valencia. Era un partido donde se tenía que ver si el temple de Vinicius estaba a prueba de todo y tanto que estaba. No tuvo el más mínimo roce con ninguno de los rivales y se centró en jugar al fútbol, lo que mejor sabe hacer y lo que le demanda el club, Ancelotti y sus compañeros.
La entidad al completo celebra que Vinicius esté feliz, porque cuando sonríe todo fluye. Y, obviamente, eso va en beneficio de un Real Madrid que puede aprovecharse de la calidad de un jugador que, cuando está bien, es uno de los mejores futbolistas del planeta.
«Han vuelto a su mejor nivel. Necesitaban sólo tiempo para volver a expresar su mejor calidad. En los últimos dos partidos lo han hecho muy bien, combinando bien, buscando espacios… Han vuelto», aseguraba Ancelotti tras la victoria del Real Madrid frente al Valencia en la sala de prensa del Santiago Bernabéu. «Vinicius lo ha hecho muy bien, como Rodrygo. Me quedo con el trabajo del equipo y también el de ellos dos. Me gusta evaluar el trabajo colectivo y ahí lo hemos hecho estupendamente», añadía.
Las ganas de Vinicius
Vinicius tenía un punto de motivación extra contra el Valencia. Siempre lo da absolutamente todo dentro del terreno de juego, pero con todo lo que ha pasado en los últimos meses, desde que sufrió ataques racistas en Mestalla en mayo de la temporada pasada, muchas cosas, demasiadas, se han dicho y escrito.
Vinicius no ha sido ajeno a todo lo que ha sucedido en los últimos meses. Al brasileño se le ha acusado de mentiroso y siendo la víctima hay quien ha intentado de hacerle culpable. Su mejor venganza por todo esto no era otra que contestar en el terreno de juego a aquellos que le han señalado y un entorno que le ha llegado a dedicar motes como, por ejemplo, Pinochius.
El brasileño se sacó la espina haciendo dos goles y dejando un sinfín de jugadas llenas de calidad. Vinicius bailó con el banderín, pero también se puede decir que compartió pasos con la defensa valencianista, a la que volvió loco una y otra vez y para la que fue un verdadero quebradero de cabeza. Vini se salió con la suya y demostró que cuando está centrado en lo realmente importante, que es el fútbol, es imparable.