Manita del Real Madrid al Valencia con un Vinicius estelar. Desde luego, con este Vinicius en estado de gracia no hay color. El brasileño hizo trizas a la defensa valencianista y lideró la goleada del equipo madridista que se asentó sobre su doblete y el de Rodrygo. Carvajal abrió el marcador con un golazo y Hugo Duro lo maquilló con el 5-1 final.
Si Vinicius y Florentino se habían llevado los focos en la previa, a un par de horas antes del partido la noticia era Bellingham. O ese hombro que esperemos que no acabe convirtiéndose en el tendón de Aquiles del Real Madrid. El inglés se cayó inesperadamente de la convocatoria, así que Ancelotti optó por el camino fácil: repetir el once que había ganado al Braga el miércoles. No será este menda quien lo critique.
Brahim se había ganado ser titular, pues a jugar. Lo más conservador habría sido poner a Modric, experto en estas averías como un mecánico de barrio. Pero Ancelotti antepuso los méritos a los galones y tiró del hispano-marroquí que tendrá que decidir si es más hispano o más marroquí a no mucho tardar. Además de Brahim, jugaban los mismos del otro día.
Brahim merece mucho más https://t.co/yVlBCHR8qB
— okdiario.com (@okdiario) November 8, 2023
Empezando por Lunin, que repetía bajo los palos por la ausencia del lesionado Kepa. Nacho portaba el brazalete en ausencia de Rüdiger y Mendy recuperaba su sitio en el costado izquierdo hasta su próxima lesión. Camavinga jugaba donde le gusta al ladito de Kroos, con Valverde y Brahim a sus costados. Vinicius y Rodrygo, goleadores renovados, eran las amenazas del Real Madrid ante un Valencia que, a falta de fichajes, ha reinventado Baraja a golpe de canterano. Y que se plantaba en el Bernabéu con la intención de ser al menos valiente.
Carvajal pega primero
Pero el Real Madrid echaría por tierra muy pronto esas intenciones de Baraja y sus chicos. Lo hizo Kroos con un pase que era un endecasílabo de Gracilaso o una ópera de Verdi o una escultura de Miguel Ángel o un dibujo a mano alzada de Picasso. Era un pase soberbio, demoledor, preciso, escandaloso. Una diagonal de 40 metros que controló mal Carvajal. Trató de pincharla y le salió una especie de autodejada para pegarle de volea. Su disparo, al palo corto de Mamardashvili, se coló junto al palo del portero valencianista.
El Real Madrid, empujado por un Kroos sobrenatural, manejó el partido a su antojo ante un Valencia desbordado. Un par de faltas tuvieron los de Ancelotti para ampliar el marcador. La de Kroos, botada con más elegancia que una verónica de Enrique Ponce, se estrelló contra el larguero. El Real Madrid se embelesó en su propio talento y concedió sendas ocasiones a Hugo Duro, que resolvió mal y bien estuvo en ambas Lunin.
Como inspirado estuvo Vinicius en sendas jugadas maravillosas que abortó Mamardashvili. A la fiesta incluso se apuntó Rodrygo, incisivo y venenoso entre líneas. Pero el partido era un bendito descontrol. El Real Madrid era un flan en su propio área, con Alaba y Nacho superados y perdidos. Baraja se la jugó con su línea defensiva muy adelantada y consiguió ahogar un rato a los de Ancelotti.
Y así fue hasta que, al filo del descanso, primero perdonó Hugo Duro su tercera ocasión en un cabezazo dentro del área pequeña que Lunin permitió sin salir. Luego llegó una combinación entre Valverde y Carvajal, que retrataron a Gayá y se la pusieron a Rodrygo. El brasileño la puso medida al área pequeña y allí apareció Vinicius para marcar un golazo con el pecho que dejaba el partido, si no finiquitado, sí muy encarrilado para el Real Madrid.
Vinicius pone el pecho
Los blancos, inspirados y sueltos en ataque, habían concedido tres ocasiones a Hugo Duro en la primera mitad. Pero habían sido venenosos en ataque y habían golpeado una y otra vez el área del Valencia. Y con el 2-0 y la sensación de que aún había mucha tela que cortar, nos fuimos al descanso.
Del que volvimos con un golazo de Vinicius nada más empezar. El brasileño controló, avanzó, dribló y se la puso a Mamardashvili a su palo corto y con botecito delante. El 3-0 pasaportaba el partido y tras el tercero llegó raudo el cuarto. Se lo regaló el propio portero del Valencia a Rodrygo, que abrió el regalo con sutileza y la puso lejos del alcance de Mamardashvili con una naturalidad insultante.
El 4-0 nos dejó sin partido en 50 minutos, así que Ancelotti tuvo tiempo de pensar a quién quería regalar minutos. Tanto que metió a Modric por Fede Valverde en el 58. También a Fran García y a Lucas Vázquez por Mendy y Brahim. No pasó nada hasta el 77 cuando fue Lucas el que encontró a Carvajal, que intentó batir a Mamardashvili por el palo corto, pero el meta del Valencia se coscó y metió un pie salvador.
No tenía más historia el partido que dejar pasar los minutos y la ovación que el Bernabéu tributó a Vinicius en el 82 cuando Ancelotti decidió sustituirle. Un minuto después marcaría Vinicius para abrochar la manita a un Valencia desfondado. Lo hizo tras un pase de Fran García y un gran reverso dentro del área. El 5-0 era el resultado más abultado que había conseguido el Real Madrid en lo que va de temporada. Había sido el mejor partido en casa del equipo de Ancelotti y también el más fácil. El Bernabéu disfrutó y lo celebró al grito de «¡así, así, así gana el Madrid!».
Maquilló el resultado Hugo Duro con el postrero gol que ponía el definitivo 5-1 en el marcador de un Bernabéu que se lo había pasado en grande.