Clásico de la Liga: Real Madrid-Barcelona

Tétrico arbitraje de Soto Grado en el Clásico marcado por su error en el penalti de Lamine Yamal

César Soto Grado firma un tétrico arbitraje en el Clásico entre Real Madrid y Barcelona marcado por su error al anular el penalti de Lamine Yamal

El árbitro desquició al Bernabéu desde el primer minuto hasta el último, cuando le perdonó la expulsión a Pedri

El Clásico se queda en casa

No tuvo su día César Soto Grado en un Clásico en el que se dejó influir bastante por el VAR y acabó desquiciando al Real Madrid. El colegiado comenzó acertando al pitar un penalti de Lamine Yamal sobre Vinicius, tras una zancadilla clara del jugador del Barcelona. También tuvo que ir al VAR a revisar una mano clara de Eric, en la que dijo que no había nada, para señalar después la pena máxima. Además, le anuló tres goles al conjunto blanco por fuera de juego y le perdonó la expulsión a Pedri por doble amarilla, pero terminó echándole tras una entrada posterior.

El colegiado pitaba su segundo duelo entre los dos grandes de nuestro fútbol, tras uno también celebrado en el Santiago Bernabéu en 2024, que terminó 3-2. Llegaba en el foco por los últimos errores en contra de los blancos, como el penalti que pitó a Tchouaméni en el derbi de la pasada temporada, por un presunto pisotón a Lino, que fue totalmente residual y no incidió en el desarrollo de la jugada.

Con estas se presentaba en el estadio madridista para un Clásico que apuntaba a ser de lo más igualado, por cómo venían los dos equipos. Aunque el Real Madrid consiguió dominar el encuentro desde el inicio y se adelantó, pese a Soto Grado e Iglesias Villanueva, puesto que nada más comenzar el partido hicieron acto de presencia para invalidar un penalti claro de Lamine a Vinicius.

Era el minuto 2 cuando, en el primer acercamiento del conjunto blanco, Vinicius se marchaba de Koundé y se disponía a tirar. Lamine Yamal metió la pierna, sin opción de jugar el balón y Vinicius le dio cuando iba a disparar, cayendo en el área. Soto Grado pitaba el penalti, pero le llamaban desde el VAR para que señalase falta del brasileño en lugar de la pena máxima, que fue lo que acabó indicando.

Entonces, el público del Bernabéu se calentaba y comenzaba a cantar «¡Negreira, Negreira!» y «¡corrupción en la Federación!». Pero quedaba más. Se adelantaría el Real Madrid en el marcador por medio de Mbappé, pero el gol tampoco subía al marcador. Desde el VAR se lo anulaban por un milimétrico fuera de juego.

Soto Grado le anula tres goles al Madrid

No estaba nada clara la acción. De hecho, no estaba claro ni siquiera que fuera Güler el que le diera el balón a Mbappé y no Fermín, lo que habría habilitado la posición del francés. Como mostró el frame después, era la parte exterior de su pie lo que estaba adelantado.

Ya con el 2-1, anuló otros dos goles a los blancos. Los dos, también, por fuera de juego, aunque en estos casos no hizo falta la intervención del VAR. El colegiado invalidó un gol de Bellingham tras estar adelantado en una jugada rocambolesca en el área pequeña. Y ya en la segunda parte le volvió a anular otro por encontrarse adelantado Brahim en el momento en el que abrieron a banda.

Pitó un penalti por mano de Eric

Además, en el minuto 52 tenía que volver a recibir la llamada del VAR para pitar una mano clara de Eric García. El jugador del Barcelona se tira a despejar y, tras un rebote en Bellingham, levanta su brazo para tocar el balón. Penalti claro, aunque estuvo dos minutos en revisión. Szczesny se lo pararía a Mbappé.

Por si no había desquiciado lo suficiente al Bernabéu, Soto Grado dio nueve minutos de alargue en la segunda mitad, con el Barcelona buscando el gol del empate. Un descuento de lo más excesivo, puesto que únicamente tuvo que ir al VAR una vez, el gol anulado al Real Madrid fue ratificado rápido y sólo se perdieron unos dos minutos por las atenciones a Camavinga y Bellingham sobre el césped.

En ese descuento, debió expulsar a Pedri por doble amarilla. El canario tenía una tarjeta por cortar una contra de Vinicius en la primera parte, agarrándole de la camiseta. A los siete de descuento, entró por detrás a Camavinga, mereciendo la cartulina, aunque la vio un minuto después por una falta dura sobre Tchouaméni.

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